Sanitarios estiman que aumenta el consumo de cocaína y de drogas de diseño en la Feria de Málaga

El uso de tóxicos propicia además traumatismos por caídas, así como agresiones en las que actúa como detonante

Feria de Málaga en el Centro: la tranquilidad en medio de la juerga

Zona de botellón del Real a principios de esta semana. / Carlos Guerrero

El consumo de cocaína y drogas de diseño se incrementa en la Feria de Málaga. Además, durante estos días de fiesta, las intoxicaciones etílicas “se multiplican”. No hay un estudio estadístico sobre esta realidad social, pero esa es la impresión en la que coinciden los sanitarios que trabajan en Urgencias. Tanto profesionales del Hospital Regional –que atiende la demanda asistencial de la Feria del centro– como del Clínico –que asiste los casos derivados de El Real– apuntan que el consumo de esos tóxicos pueden ser además la causa de traumatismos por caídas y hasta detonante de agresiones. De hecho, atienden lesiones por arma blanca y cortes por botellazos. También hay cuadros por “transgresiones dietéticas”, sea por comer a deshora, de más o algo que la persona en concreto no debe.

Sin embargo, los profesionales coinciden en poner el foco especialmente en el consumo de tóxicos. El responsable de las Urgencias del Hospital Regional durante estas fechas, Enrique Lagares, asegura que es “no es raro” entre los pacientes derivados de la Feria que haya cuadros de intoxicación por alcohol y drogas a la vez.

Explica que entre los afectados por estos consumos hay dos perfiles. Uno, más joven, sólo intoxicado por alcohol. Suelen ser desde adolescentes a veinteañeros que acaban la reunión del botellón en el hospital. Cuenta Lagares que cuando por la mañana hacen el cambio de turno, ven “al grupo de sus amigos esperándolos en la puerta” a que le den el alta tras pasar la noche en observación. El otro perfil es el pacientes que han mezclado alcohol y estupefacientes; entre ellos cocaína y drogas de diseño, como el GHB. Estos suelen ser algo más mayores; muchos treintañeros.

La responsable en estos días de las Urgencias del Clínico es Begoña Mora. Ella también constata la multiplicación de intoxicaciones etílicas durante esta fiesta así como el incremento pacientes por el consumo de “cocaína, drogas de diseño y GHB”. El centro sanitario de Teatinos es el punto de referencia para derivaciones desde el Cortijo de Torres.

Mora puntualiza que la demanda derivada de la Feria empieza a aumentar en torno a las 23:00. Y luego va increscendo hasta la madrugada. Con 22 años de trabajo en las Urgencias del Clínico, la facultativa estima que durante la Feria aumentan las agresiones físicas, las lesiones por arma blanca y los cortes por botellazos. Agresiones que, señala, en muchos casos están vinculadas a la intoxicación por alcohol y drogas. “La contención de estos pacientes es más complicada. En vez de disfrutar de la fiesta, van más pasaíllos y agreden a otras personas”, sostiene.

También están los borrachos que no llegan al hospital por su estado de embriaguez, sino porque debido a su inestabilidad en la marcha se caen o golpean. Así que acaban en el hospital por un traumatismo craneal, torácico o en las extremidades inferiores. Caídas o accidentes que en unos casos requieren escayola y en otros sutura, pero que siempre estropea la fiesta. De ahí que, por su experiencia asistencial, Lagares haga un llamamiento a “disfrutar la Feria con moderación y respeto”. En resumen, a tener cabeza para no acabar la jornada de fiesta en un hospital.

Aclara que en general, la mayoría de las intoxicaciones etílicas suelen ser leves y tras una noche en observación, el paciente se va a su casa. Pero recuerda que en los casos más graves, la persona puede requerir ventilación mecánica y hasta morir. Explica que el alcohol actúa deprimiendo el sistema nervioso central. “Yal deprimir el cerebro, que es el ordenador, el enfermo no respira”, advierte. Puntualiza que no han tenido este año casos tan extremos, pero insiste en su mensaje de divertirse “con moderación”.

Según su cálculo, en torno al 90% de atenciones derivadas de la Feria se producen en horario nocturno. “La mayoría no necesita ingreso”, reitera. Así que tras pasar la noche, suelen marcharse a casa. Pero cuando sobre las 8.00 llega el relevo de la mañana, a veces quedan algunos feriantes convertidos en pacientes –muchas veces– por el consumo de tóxicos.

“A diferencia de la Semana Santa, desgraciadamente la Feria se orienta mucho al consumo de alcohol; eso incrementa la asistencia por intoxicaciones etílicas”, reconoce el facultativo del Regional. Dado que es una fiesta muy local, los perjudicados suelen ser malagueños que se han pasado con el alcohol. Según indican sanitarios consultados, la cifra de extranjeros atendidos es baja. Hay profesionales sanitarios que consideran que este es el periodo en el que se produce el pico de atenciones por intoxicación etílica. Por eso, Lagares repite su llamamiento:“Sin ser alarmistas, hay que insistir en el mensaje de moderación”.

Por su parte, Mora pone el énfasis en las mejoras que se han realizado en la asistencia a lo largo de los años. Por ejemplo, con los dispositivos de apoyo de Protección Civil. Hay uno en la Plaza de la Marina, para la Feria del centro, y otro en El Cortijo de Torres, para la asistencia en el Real. Ambos atienden los casos leves y sirven de filtro para que sólo se deriven a los hospitales los cuadros más complicados.

A su vez, Lagares apunta que durante esta fiesta también se ven las consecuencias de comer fuera de casa, con gastroenteritis y dolores abdominales. Aclara que por lo general no por intoxicaciones alimentarias por culpa de algún establecimiento, sino por excesos de cada individuo. “Porque comemos mal, a destiempo, poco o mucho o algo que no debemos”, señala el facultativo del Regional.

Para finalizar, ambos sanitarios lanzan sendos mensajes a resaltar. Lagares concluye que “vengan por lo que vengan al hospital, sean feriantes o no feriantes, la asistencia está garantizada” para todos los pacientes. A su vez, Mora agradece “el compromiso y la dedicación” de los profesionales; esos que trabajan –incluso en agosto y en plena Feria– para velar por la salud de los demás.

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