El super yate en el que Paris Hilton pasó sus vacaciones vuelve al puerto de Málaga

El 'Tatoosh', barco que fue propiedad del cofundador de Microsoft, permanece atracado en el muelle uno con la incógnita de quién es su nuevo dueño

El puerto de Málaga tendrá una nueva línea de contenedores

'Tatoosh' atracando en el muelle número uno del puerto de Málaga.
'Tatoosh' atracando en el muelle número uno del puerto de Málaga. / J. C. Cilveti

Desde hace algunos días, el muelle número uno alberga a un gran yate que conoce muy bien las aguas malacitanas. Superada la docena de escalas desde que en enero de 2012 visitó por primera vez el puerto malagueño, el Tatoosh sigue impresionando por sus formas clásicas; una estampa que difiere mucho de los diseños de los más modernos barcos de recreo privados.

Cargado de grandes números y grandes secretos, en la actualidad, el principal misterio del Tatoosh pasa por saber quién es su propietario; una incógnita que algunos medios especializados en grandes yates resuelven mencionando al presidente de los Emiratos Árabes Unidos Mohamed bin Zayed Al Nahyan como su actual dueño.

Pero con independencia de este hecho, la biografía de este yate comenzaba en el año 2000 en los astilleros alemanes de Nobiskrug cuando este buque de recreo privado era entregado al magnate estadounidense de los teléfonos móviles Craig MacCaw que 2001 lo vendía por 100 millones de dólares al cofundador de Microsoft Paul G. Allen.

Con 92 metros de eslora y posicionado en la actualidad en el número 88 del ranking de los yates más grandes del mundo, el Tatoosh que navega con 27 tripulantes participa de todos y cada uno de los lujos y prestaciones que caracterizan a este tipo de barcos. Con una capacidad máxima para 24 invitados, este yate dispone de cinco cubiertas donde se reparten doce cabinas de diversas capacidades (individuales, dobles y triples), así como el gran camarote para el armador. Además de salones (uno de ellos con chimenea), comedores, una piscina cubierta, una sala de cine, gimnasio e incluso un estudio de grabación, este barco que dispone de diferentes terrazas exteriores, completa sus espacios de ocio con una amplia marina a popa destinada a deportes náuticos. Teniendo además un helipuerto con capacidad para dos helicópteros, este yate sorprende por las dos embarcaciones que lleva situadas en los pescantes donde deberían ir situados los botes salvavidas. En la banda de estribor, el Tatoosh lleva una motora de doce metros de eslora, mientas que a babor se puede ver un velero de 13 metros.

Frente a todas estas impresionantes características, la biografía de este barco está cargada además de destacados nombres propios internacionales que han usado este yate en régimen de alquiler. Conocidas las vacaciones Paris Hilton a su bordo, quizás, la estancia más destacada en el Tatoosh la protagonizó el hijo del presidente de Guinea Ecuatorial Teodoro Obiang Nguema que pagó por un crucero navideño de una semana 400.000 libras esterlinas. Ante esta peculiaridad que lo hizo destacar de otros buques de recreo privado, el Tatoosh, en mayo de 2010 fue puesto a la venta por 125 millones de euros, siendo retirada en 2014 esta opción al no encontrarse un comprador; una circunstancia que obligó a este barco a volver a ofertar alquileres para celebridades gestionados por una empresa norteamericana. Manteniendo esta tónica de trabajo, la muerte en octubre de 2018 de Paul G. Allen puso sobre la mesa la venta de este buque que en 2021 fue valorado en 90 millones de euros.

Un significativo barco que en aguas malagueñas ha sido protagonista de dos destacados hechos relacionados con el negocio de los barcos de recreo privados. Compartiendo protagonismo con los yates La Sultana de 64 metros, Cleopatra de 57 y Here Comes The Sun de 83, el Tatoosh vivió una jornada en mayo de 2023 en la que el muelle número uno se vio casi al completo de ocupación; un hecho de relevancia al que habría que añadir cuando este yate coincidió en junio de aquel mimo 2023 en aguas malacitanas con el Octopus, el otro yate propiedad de Paul G. Allen.

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