El Juzgado Mercantil número 2 de Málaga ha declarado en concurso voluntario de acreedores a la sociedad Clandestino Malagueño, propietaria del restaurante Clandestino, un establecimiento que fue inaugurado en el año 2000 y que es uno de los más conocidos del centro histórico de la ciudad. El administrador concursal designado por el juez, Javier Font, hizo hincapié ayer en que "el restaurante sigue abierto y va bien, aunque ha entrado en concurso por un problema puntual de liquidez que hay que solventar".

Según explicó este abogado y economista, "la crisis ha afectado a todo el mundo" y eso ha motivado que la facturación del restaurante haya caído en torno a un 30%. Eso provocó, a su vez, que los propietarios tuvieran que reestructurar la plantilla, de forma que ha pasado de tener 23 empleados a 10. El pago de las indemnizaciones y los finiquitos supuso, según el administrador, "un coste excesivo" que la firma hostelera no ha podido soportar.

En cualquier caso, el administrador concursal precisó que las nóminas de los empleados que quedan están al día, así como el abono de las indemnizaciones. "Lo que queda es una deuda pequeña y controlada con los proveedores o la Seguridad Social", apuntó. Font no quiso desvelar el importe del pasivo ni el número de acreedores a la espera de concluir el informe concursal, aunque sí indicó que era "bajo". En este sentido, cree que no será necesario ofrecer una quita a los acreedores y que podría ser suficiente con una renegociación de los plazos de pago.

"La intención es que el restaurante siga yendo bien. Tiene buena clientela, renombre, es un sitio emblemático en el centro de Málaga y queremos que salga para delante", afirmó el administrador concursal, quien se mostró optimista sobre el futuro de este negocio hostelero.