La batalla
La Virgen del Carmen vuelve a reinar en Málaga sobre las aguas de El Palo y Pedregalejo
A hombros de sus portadores y con la Salve Marinera en los labios, los vecinos han acompañado a su patrona bajo el calor de la tarde
Vídeo | La Virgen del Carmen de El Palo surca los mares acompañada por su barrio
No hay día en el calendario que marque con más expectativas la devoción y la fe del barrio que el 16 de julio. En El Palo, la Virgen del Carmen no es solo una veneración marinera: es tradición, son raíces de los barrios malagueños, historia viva que sella su amor cada verano cuando, tras un año largo de espera, la Reina del Mar vuelve a salir al encuentro de los suyos. Ni las altas temperaturas del julio malagueño han podido frenar el sentimiento de un pueblo que le pertenece.
Desde primera hora de la tarde, los vecinos han salido a la calle. Algunos se han refugiado bajo toldos improvisados o a la sombra de los pocos árboles con hojas; otros, sin embargo, han dejado que el sol les diera de frente con tal de no perder el momento que tanto han esperado. Porque cuando se trata de Ella, para sus devotos cualquier esfuerzo merece la pena. Los abanicos han viajado de mano en mano, tampoco ha faltado el agua fresquita de las botellas.
A las 17:00, con puntualidad, las puertas de la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias se han abierto con fuerza. Este ha sido el anuncio que todo el barrio esperaba: la Virgen del Carmen estaba lista para caminar. Pasados 15 minutos, tras una breve espera contenida, el trono ha cruzado el dintel de la iglesia y se ha producido el reencuentro. Suspiros, miradas que buscaban la suya para volver a ver esos ojos tras un año de espera.
"¡Viva la Virgen del Carmen!"
"¡Viva la Virgen del Carmen!", han gritado los fieles para cortar el silencio, mientras ha sonado la primera marcha de la mano de la Banda de Música Zamarrilla. A cada paso, lento y calmado, aplausos, lágrimas, abanicos que saludaban como alas, y un murmullo emocionado que parecía un rezo colectivo. El andar elegante del trono, llevado por hombres de camisa blanca y fajín rojo, el tradicional vestido de marengo, ha parecido detener el tiempo.
Al llegar a la Avenida Juan Sebastián Elcano, se ha vivido uno de los momentos más intensos de la tarde: la Salve Marinera ha roto el ambiente como una ola de fe. El cántico se ha extendido como una caricia sobre la multitud que ha acompañado a su Virgen. Algunos cantaban con voz firme, otros con alguna lágrima resbalando por las mejillas por la emoción. Pero en todos los vecinos había algo común: ese brillo en los ojos que solo sienten cuando la tienen a Ella delante. Que siempre vuelva, que nunca falte, que el mar la cuide cuando se adentre.
En el barrio, personas de todas las edades. Un niño que miraba con los ojos abiertos, como si fuera la primera vez que la veía. El barrio entero se ha volcado. En El Palo todos tienen claro que la Virgen no se ve sentado ni se acompaña "solo un ratito", como le ha comentado una mujer a otra. A la Virgen del Carmen se la sigue y se le canta y se le quiere. Y ese amor se encargan de traspasarlo de generación en generación.
Entre vítores, "¡Guapa, guapa y guapa!", y aplausos, la Virgen ha seguido el recorrido. Las marchas de la Banda de Música Zamarrilla han seguido marcando el ritmo de la procesión, mientras el calor se hacía cada vez más denso y, entre quejas, movimientos de abanico, algún mareo y agua por encima, la gente ha ido buscando la sombra. Pero lo importante para los vecinos es acompañarla a Ella.
Cuando la Virgen ha pisado la arena, a las 20:30, se ha hecho el silencio. Solo el vaivén las olas rompían el momento. Sus hombres de trono, descalzos, han entrado con ella en el agua, y el barrio ha contenido el aliento. El trono, mecido con mimo, parecía flotar. El mar abrazaba a su Reina, como cada año. El atardecer ha regalado una estampa bonita: la silueta de la Virgen del Carmen sobre las aguas, con el sol dorado tiñendo su corona, y el barrio entero gritándole. Así se cierra otro capítulo de esta historia de amor entre El Palo y su patrona.
Por su parte, la Virgen del Carmen de Pedregalejo ha salido también puntual a su cita con su barrio. Desde la parroquia del Corpus Christi poco después de las 19:00, escoltada por un cortejo de niños, marengos, vecinos y embarcaciones engalanadas. Ha recorrido las calles del barrio —Ventura de la Vega, César Riario, Varadero— hasta alcanzar el Paseo Marítimo del Pedregal, donde le han aguardado cientos de fieles con vítores y lágrimas. Allí, entre palmas y vivas, ha embarcado en la jábega para surcar la bahía.
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