Los virus respiratorios agudizan la falta de camas en los hospitales de Málaga
El déficit denunciado desde hace casi dos décadas provoca demoras de muchas horas para pasar de Urgencias a planta en periodo de alta frecuentación
Los virus respiratorios se incrementan y tensionan hospitales y centros de salud de Málaga

Demoras de demasiadas horas para pasar de Urgencias a una planta porque no hay más camas en los hospitales o no se abren en su totalidad por falta de personal y profesionales insuficientes y desbordados. Es la recurrente denuncia de trabajadores y sindicatos durante los picos de alta presión asistencial. Porque los virus respiratorios típicos de estas fechas agudizan un déficit denunciado desde hace casi dos décadas: que Málaga es la provincia de Andalucía con menos camas en hospitales públicos por habitante. Así que en estos periodos en que aumentan los ingresos, al sistema se le saltan las costuras. Y no sólo por la falta de camas sino también de contrataciones, que se hacen a cuentagotas cuando el personal ya no puede más, según los sindicatos.
El jueves de la semana pasada fue la junta de personal del Clínico la que criticó esperas “de hasta 72 horas”, en muchas casos de pacientes “mayores y frágiles” en las Urgencias del hospital. Este viernes, el órgano de representación volvió a arremeter contra la “insostenible situación de saturación”, con 52 pacientes pendientes de ingreso, camas duplicadas en el área de Observación para poder acoger a los enfermos y mientras “seis cerradas en la UCI por falta de personal de enfermería”. Tras exigir medidas “urgentes y contundentes”, la junta amenazaba con medidas de presión.
También este viernes, el Sindicato de Enfermería (Satse) denunciaba que a media mañana, en el Regional había 33 personas aguardando una cama y que la que más tiempo llevaba sumaba 72 horas.
El delegado de Satse en el centro sanitario, Ignacio Anguita, lamentaba: “Estamos normalizando los colapsos”. Añadía que 10 ó 12 pacientes en Urgencias pendientes de ingreso pueden no parecer muchos, “pero que esperen más de dos días por una cama no es normal. Es dejadez de funciones y ahorro económico; porque poner los medios es poner dinero”. Insistía en que estas situaciones de sobrecarga y demoras suponen “quemar a los profesionales y enfadar a los pacientes”.
Recordaba que la Administración sanitaria sabe de estos picos de presión asistencial por los virus respiratorios y “debería poner más medios”, no normalizar el colapso como algo típico de la época invernal. Pero matizaba que no sólo deben ponerse los refuerzos previstos en el Plan de Alta Frecuentación (PAF), sino además cubrirse los puestos estructurales. Como ejemplo, apuntaba que en todo el complejo del Regional faltan unos 250 enfermeros de la plantilla. “Y si no cubren bajas, permisos y jubilaciones, ¿dónde está el refuerzo?”, reflexionaba.
El Plan de Alta Frecuentación tiene cuatro fases, desde la 0 a la 3, que se van activando en función de la presión asistencial. El nivel 3 es el de mayor demanda. Según la Delegación de Salud, tanto el Clínico como el Regional están en fase 0, lo cual quiere decir que presentan “una demanda de atención sanitaria por urgencias relacionadas con gripe e infecciones respiratorias agudas asumible y conforme a lo esperado en esta época del año correspondiente a alta frecuentación por este tipo de patologías”. Además, la Administración insistía en que “la situación fluctúa”, por lo que hay momentos en los que el hospital “presenta una mayor afluencia de pacientes”. Pero Salud aseguraba que los recursos disponibles se van adecuando a las necesidades que se van registrando. La Consejería de Salud siempre replica que los centros sanitarios y los profesionales “están preparados para atender cualquier incremento de la demanda que se suele dar en esta época del año” y que “no se puede conocer con exactitud en qué día, en qué centro concreto se va a producir un incremento exponencial del número de pacientes en Urgencias”. Salud sostiene que el PAF tiene como objetivo “asegurar una atención eficaz y segura, especialmente para la población vulnerable”.
Pero mientras la Administración habla de una “estrategia estructurada y coordinada” a través del PAF, los representantes de los trabajadores hablan de situaciones de “caos”. El delegado de Satse advertía que esperar una cama en un sillón o una camilla durante muchas horas no sólo agota a los pacientes, sino que –en su opinión– complica y empeora su asistencia. Porque cuando se decide su ingreso debido a su situación clínica, pasan a depender de los especialistas de la planta correspondiente. Pero mientras están físicamente en Urgencias, los enfermeros que los cuidan son de esta área. De modo que quedan a cargo de facultativos que están en una parte del hospital (la planta que sea) y enfermeros que se encuentran en otra (Urgencias). Ello obliga a estos últimos profesionales a estar buscando tratamientos específicos o a los médicos por diferentes áreas del edificio. Una situación que, asegura Anguita, a veces demora la administración de tratamientos y complica la asistencia de forma proporcional al incremento de pacientes pendientes de una cama. Y concluía: “Con dos esperando pasar a planta es asumible, pero con 33 como ha habido este viernes y de distintas especialidades, no”.
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