Si especial será para Javi Calleja enfrentarse al Málaga, para Pablo Fornals el primer enfrentamiento ante su ex estará emborronado. Porque hace tan solo tres meses la carrera del castellonense pintaba a ser blanquiazul durante mucho tiempo y, súbitamente, pagó su cláusula de rescisión para irse al Villarreal. Una decisión que un sector importante de la afición no entendió. Por inesperado y porque dejaba una orfandad importante en un centro del campo del cual se había ido ya Camacho.

Su suerte es que el primero de sus envites se juegue en el Estadio de la Cerámica -aunque ya se vieron las caras en el Carranza-, el regreso a La Rosaleda será un trance más difícil de afrontar para el centrocampista.

Una pena, puesto que hasta entonces se había convertido en el ojo mimado de los aficionados. No es malagueño ni se formó desde los 7 años, si bien como juvenil fue quemando etapas de manera precoz para convertirse en una de las mayores promesas, no solo del Málaga, sino del fútbol español. Buscó mayor estabilidad cambiando Málaga por Castellón, puesto que es un chico bastante familiar, y sobre todo dar un paso adelante en lo deportivo y en lo económico, si bien mucha gente no se lo perdona.

Pese a todo lo que ya ha tenido que soportar, especialmente por las redes sociales, el cariño que Fornals siente por el Málaga no cambia y, aunque el domingo querrá los tres puntos, también será de los que se alegrará a la distancia con cada una de las victorias que consigan los que hasta hace poco eran sus compañeros.