Antoñito Cordero, el fracaso de todos
La marcha del jerezano al Newcastle sin dejar un euro en las arcas es un golpe duro que recuerda que el modelo que se pretende no se sostiene con estas fugas
Rumbo a la Premier
No es el mejor momento de popularidad del joven jerezano en la Costa del Sol, pero Antoñito Cordero quedará siempre en la historia del Málaga CF por su mágico gol en Tarragona en ese minuto 122. Poco menos de un año después, el club está también en una situación delicada, entonces porque se escapaba el ascenso y ahora, no tan en el abismo, porque el descenso y el regreso al pozo acechan. El día después del durísimo palo de El Alcoraz se tenía la certeza de que se marcha. Era algo asumido desde meses atrás aunque el director general, Kike Pérez, decía la pasada semana que era "optimista hasta el final".
Será una historia con un final infeliz desde la perspectiva malaguista, la incapacidad de retener a un jugador de 18 años que llegó tras pasar de cadete a juvenil y que se marche a un club con un tremendo potencial económico sin dejar un euro es bastante doloroso para un proyecto cuyo crecimiento pasa por la mejora de jugadores de la casa, para rentabilizarlos deportiva y/o económicamente, más allá del vínculo emocional. Aunque el fútbol siempre esconde giros de guiones inesperados, quedan siete partidos y al Málaga no le sobra nada ofensivamente. Y Cordero es el máximo asistente y el segundo máximo goleador de un equipo que se ha ido haciendo cada vez más inofensivo. Habrá quien abogue por no alinearlo más una vez que se sabe que firmará por el Newcastle inglés por las cinco próximas temporadas, pero la necesidad deportiva está ahí. No es un anuncio oficial, lo hizo el periodista Fabrizio Romano, con el estatus de noticia fetén en el mundillo. Según pudo confirmar este periódico, así será.
Seguramente ya era complicado renovar a Cordero después del gol de Tarragona. Algo menos cuando en septiembre de 2023 debutada en La Rosaleda en un partido ante el Atlético de Madrid B que se acabó ganando con un cabezazo de Einar Galilea en el descuento, ese en el que ahora se pierden partidos. Con dos años casi completos aún de vínculo, aún con 16 años, hay más argumentos para una extensión de contrato aunque hasta los 18 no se puedan firmar más de tres temporadas de compromiso según la ley. Es un golpe a la gestión de la administración judicial, de la cúpula directiva, de José María Muñoz hasta Loren. Con Roberto Fernández pasó algo similar, con dos años de contrato aún ya parecía que su marcha pavimentada. Al menos dejó una temporada espectacular, con 20 goles y un dinero que vino bien para el salto, aunque menor del que en condiciones normales se podía sacar por un jugador que meses después es uno de los mejores fichajes de invierno de LaLiga. Es ley de vida, jugador que destaca puede volar, sobre todo en la coyuntura del Málaga. La sensación de despilfarro del talento está ahí. La situación institucional del club ayuda poco. Pero no evita que sea descorazonador y que obviamente haya que plantearse lo que se hace mal de manera repetida. No crear ese vínculo de identificación, manejar los tiempos de exponer al jugador en el escaparate...
Las condiciones en las que el jugador vivía en la Universidad Laboral, en un barracón prefabricado, la falta de algún gesto más, el hecho de que haya seguido jugando con el contrato de juvenil y no se le ofreciera ficha de primer equipo... Desde el entorno del jugador se deslizaban algunas facturas pendientes. Los fuegos artificiales tras el gol del ascenso no encarrilaron el asunto. El cambio de agente para firmar con Pini Zahavi denotaba que la cabeza ya empezaba a estar en otro lado. Llegó una oferta del Barcelona en el último día de mercado de verano, que se consideró raquítica. Los besos al escudo, algunos gestos que ahora se entienden aún menos. Un comienzo de temporada con varios goles y asistencias en el primer mes en Segunda, figura con España sub 19. La bajada de rendimiento, los pitos en La Rosaleda que provocaron algún movimiento sísmico. Hubo otros, véase Isco, que en su momento decidieron renovar aunque su marcha era inevitable, para que el club percibiera algo más de dinero. En el caso de Cordero será cero, básicamente los derechos de formación y el mecanismo de solidaridad que en el futuro generen sus movimientos.
El Newcastle es un club que ahora está en puestos de Champions League, detrás tiene al fondo soberano saudí (PIF), que ya invirtió 400 millones de euros. Ganó el mes pasado al Liverpool la Copa de la Liga, 60 años después del anterior título. Ha ido dando pasos firmes. ¿Tiene hueco allí Antoñito Cordero? No lo parece de inmediato y la idea es una cesión para la próxima temporada. Pero no será en el Málaga. Aquel chaval que llegó desde el Betis tras pasar por el Sevilla por una casualidad del mercado será historia del club, pero es también el fracaso de todos. El tiempo dirá si él acertó.
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