Levante-Málaga CF: Un castigo exagerado (4-2)
El Málaga perdió en su visita al Levante después de igualar el 1-0 y el 2-1 y de gozar de opciones para algo más
El 1x1 y las notas del Levante-Málaga CF: Larrubia no bastó
El Málaga recibió un castigo exagerado de su visita al Ciutat de Valencia. Quizás, al equipo malacitano le sobró nobleza y le faltó mala leche. Pero es su naturaleza, siempre quiere más aunque eso le cueste un disgusto de vez en cuando. No había sido un partido como para llevarse cuatro tantos en contra.
Hasta deslució un encuentro que había estado muy igualado y que quedó reducido al final a un pequeño correcalles y que tuvo hasta cierta falta de estética en esos dos tantos finales (bien pudo el Levante matar en otras contras claras). Pero no hay que agua que mueva ya este molino.
Dos grandes defensas, de las menos goleadas de Segunda. Dos grandes entrenadores, estrategas consumados y con fama de gustarles más el orden que la alegría. Pero esto es fútbol y las pizarras revientan cuando el balón manda. La primera mitad volvió a demostrar que a esta categoría le han dado la vuelta como a un calcetín.
El Málaga inició con ropas de anfitrión y el Levante se dejó llevar por la comodidad de buscar transiciones. Pero cualquier lectura saltó por los aires cuando los jugadores se pusieron a cocinar. El lateral Andrés García anduvo finísimo, leyó a las mil maravillas la situación y fue el que más peligro generó para los granotas.
De un centro suyo nació el primer tanto, de Iván Romero. Tan cerca y tan fuerte remató que hizo inútil el contacto de Alfonso Herrero. Se había ido fácilmente de Jokin Gabilondo. El lateral vasco se desquitó dos minutos después. Larrubia le encontró subiendo el carril, el defensa la puso y el propio malagueño finalizó con un cabezazo fino y colocado desde cerca del punto de penalti. Con un bote previo imposible para Andrés Fernández.
Bajaron unos minutos las revoluciones y eso le sentó mejor al cuadro valenciano, que además volvió a tejer con origen en la derecha (Andrés de nuevo) el segundo tanto. Iván Romero ganó el pulso a Nelson y delante de Herrero fusiló.
Lejos de achantarse, el Málaga fue a morder. Larru y Jokin gestaron otra oportunidad en la que Kevin sacó un buen disparo que Andrés Fernández despejó con mérito. Fue la antesala del empate. Al ‘10’ le habían gritado con cierta desesperación desde la banda que apareciera. Y lo hizo. Recuperó un balón en tres cuartos, abrió para Kevin y éste cedió rápido a Dani Lorenzo. El marbellí definió de primeras con gran calidad. 2-2 y vuelta a empezar.
A pesar del tanto y que fue Kevin quien acabó maltrecho la primera mitad por una entrada durísima de Kochorashvili, Pellicer sentó al marbellí por su paisano Aarón Ochoa.
Los blanquiazules estaban bien otra vez, como en el inicio de la primera parte, pero otra vez pudo pagarlo caro con un balón a la espalda de la zaga en la que Brugué no supo pegar la estocada y dio tiempo a Pastor a abortar el peligro. Hubo réplica, también con distinto estilo. Un disparo lejano de Kevin y un cabezazo de Dioni que lamió el poste tras un centro de Larrubia.
Pasada la hora de choque Pellicer tomó una decisión valiente. Metió a Castel y a Ramón Enríquez. Entendió Calero que era una invitación a mover sus piezas y realizó un triple cambio. Así se fueron casi diez minutos con Kevin pidiendo salir. No aguantó más el malagueño, que tuvo que dejar su lugar a Lobete. Y otra vez el entrenador levantinista introdujo más pólvora.
Ambos querían algo más que el punto, pero no se concretaban ocasiones claras hasta que Morales, que regresaba, se plantó delante de Herrero. El gato de Toledo hizo lo suyo, esta vez sí, aguantando para no doblegarse.
Con toda la crueldad del mundo llegó el 3-2. Carlos Álvarez, que es un demonio, se coló en el área. El balón enloqueció entre los que intentaban despejarla y los que trataban de meterla. Al final, un contacto de Espí fue definitivo.
En la búsqueda del 3-3, el propio Espí tuvo en sus botas el cuarto, pero entre Ramón y sobre todo Herrero, frustraron la ocasión. Volvió unos minutos más tarde a negarle el doblete el toledano al delantero granota. Supo hacer mucho daño el Levante al Málaga cuando se lanzó con todo.
Estaba Calero diciendo que se había acabado a sus hombres con gestos desde la banda, pero querían más. Otra vez con una pizca de suerte, Algobia marcó el 4-2. La jugada había sido buena, el tanto, un regalo.
Y ahí se terminó el encuentro para un Málaga que no había perdido fuera de casa y que tampoco había recibido cuatro goles. Ahora, de concentración en Valencia, les toca recuperar un poco de aire -se notó la fatiga del esfuerzo ante el Racing en algunos hombres- y centrarse en ganar al Castellón.
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