La madrugada interminable en la que Málaga celebró el ascenso
A unos mil kilómetros de distancia de Málaga, en Tarragona, donde casi un millar de malaguistas vieron in situ al equipo, la ciudad vivió de manera impresionante el empate que dio el ascenso al fútbol profesional al club de la capital. 12.000 personas se congregaron en el Auditorio del Cortijo de Torres desde dos horas antes del partido para vivir en una gran pantalla gigante una película que tuvo todos los ingredientes. Del drama a una euforia descomunal en el momento en el que Antoñito Cordero metió el empate que daba el ascenso al equipo. Cuando sonó el pitido final fue la locura.
De manera espontánea, como es tradición, la hinchada acudió a la Fuente de las Tres Gracias, vallada en previsión. Una columna impresionante blanquiazul iba desde la Marina hasta la el túnel de la Alcazaba, donde seguía la fiesta, bajando por Calle Granada hasta la Constitución y Larios. Horas de euforia antes de ir al aeropuerto. Más de 5.000 colapsaron la explanada esperando a los héroes de Tarragona, que salieron pasadas las 5:30 de la mañana, pero los cuerpos de seguridad determinaron que no era seguro que pasaran por medio de la marabunta. Sí lo hizo el autobús, después de algunos cánticos, despedido entre el jolgorio, también algo de decepción de quienes no pudieron ver de cerca a sus ídolos. Sólo quizá en una madrugada de Jueves Santo hay más gente en la calle de manera simultánea a esas horas en Málaga como la del paso del 22 al 23 de junio, un día grabado en la memoria de malaguismo.