El Málaga CF abraza la permanencia tras someter al Granada (1-0)

Vence y convence en un monólogo que se quedó corto de goles pero que dejan al Málaga con 49 puntos a falta de cuatro jornadas que casi garantizan un año más en Segunda División

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El Málaga CF celebra el gol de Cordero. / Carlos Guerrero

El Málaga abraza la permanencia No es matemática, pero se le parece. Son 49 puntos para los blanquiazules a falta de cuatro jornadas después de conseguir un solvente triunfo ante el Granada, que fue sometido de pe a pa. Se quedó corto el marcador en un choque mejor incluso que el de la fecha anterior. No flaqueó, sin embargo, la grada con su celebración posterior, que maridaba con el alivio rabioso de los futbolistas de Sergio Pellicer al escuchar el silbido final.

Abrocha la permanencia, que sabe mejor porque la segunda vuelta se llenó de un gris oscuro casi negro. Pero aunque la euforia del momento es comprensible, no debe ocultar el reguero de sangre que se arrastra. El presupuesto y el límite salarial daban para más y a los dirigentes cabe exigirles mayor ambición y mayor acierto en sus operaciones y toma de decisiones. No hay que apartar la vista del debate. Porque viendo cómo juega el Málaga por momentos, cabe preguntarse a qué se habría podido aspirar si este vestuario tan cohesionado lo hubieses regado con mayor dosis de calidad y desequilibrio.

Tanto Sergio Pellicer como sus jugadores pueden decir, eso sí, que se han ganado la permanencia, que no es lo mismo que conseguir salvarse. Y no, no han sido solamente los menos malos de abajo, como apuntaba a ser hace menos de un mes.

Lo que funciona es mejor no tocarlo. Y el Málaga, después de sembrar muchas dudas y verse con el agua al cuello, descubrió ante el Castellón una fórmula que le sienta bien. Así que Sergio Pellicer decidió exprimirla ante el Granada, que no es el mismo rival pero que cayó igualmente en la trampa en una primera mitad de gran categoría y que fue casi un monólogo.

Se cambió a Nelson por Pastor, que estaba sancionado. Además, como no puede ser de otra forma, el de Nules dejó un toquecito: Luismi por Manu Molina. Algo más conservador por el rival, pero que a efectos prácticos dio mayor libertad al resto, sabiendo que tenían al coche escoba.

Fluyeron los de arriba, menos estáticos y muy dinámicos, encontrándose con ellos mismos y luego con los demás. El último triunfo descongeló a Chupete, que no necesitó marcar gol para marcar diferencias. El cordobés meneó a los centrales, sirvió a Lobete en gol en bandeja, avisó de cabeza, las dejó de cara, forzó un penalti...

Junto a él, brillaron los otros jugones. Cordero marcó el penalti y casi sorprende en una falta directa a Mariño. Fue una pesadilla vertical para el Granada, sin olvidar algunas funciones por el carril, se pareció al del primer tramo de campeonato. Se turnó bien con Larrubia, que sigue con la flechita hacia arriba. Es un alfil imparable con espacios. Y si no los tiene se lo inventa. No estuvo mal Lobete, pero el vasco volvió a fallar con el estoque, especialmente en la primera del partido en un mano a mano claro frente al meta nazarí.

Se antojó corto el resultado con el que se llegó al descanso. Ya le pasó en Los Cármenes, donde jugó como los ángeles pero se trajo un punto de milagro. Y entonces no estaba un viejo zorro como Escribá, cuyo análisis en la previa dejaba claro su alto conocimiento sobre el Málaga. De primeras, sacrificó a Hongla y metió a Borja Bastón, de infausto recuerdo en Martiricos.

Le sirvió para ganar de arranque algunos duelos, sí. No fue suficiente para desconectar a un Málaga muy responsable y concentrado que mantuvo el mando y generó no pocas llegadas de peligro. Mariño detuvo un estupendo disparo con rosca de Chupete y luego a Lobete le faltó otra vez definir y elegir mejor, porque todo lo demás lo hizo muy bien, siendo un martirio para el Granada en cuanto dejaba una ventana abierta.

No era el Granada un equipo entregado, nada más lejos de la realidad. Enseñó la patita varias veces, necesitándose de intervenciones de Nelson Monte y Einar.

Pellicer reemplazó a Luismi y un fundido Dani Sánchez (menuda temporada del zurdo) por Manu Molina y Víctor García. Escribá se lanzó con un triple movimiento que también supuso cambio de dibujo.

Le faltó a los malaguistas lograr rematar la faena, lo que permitió al Granada no perder la fe. Pellicer jugó sus dos últimas balas con Dioni y Rahmani por Lobete y Chupete, que también realizaron unos esfuerzos tremendos. El estadio, en modo festivo, acariciaba la permanencia.

El pobre Rahmani, que entró al verde con una magnífica actitud, perdonó un gol cantado tras una acción entre Manu Molina y Larrubia. Trató de desquitarse un minuto después, pero no es su año. Disparó desviado nuevamente. No dio tiempo a demasiado más ni falta que hacía. Un triunfo que se puede y debe saborear, pero que, ojo, no reescribe el relato de la temporada.

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