Festival Terral. Teatro Cervantes. Fecha: 10 de julio. Músicos: Marianne Faithfull (voz), Doug Pettibone (guitarra y voz). Aforo: Unas 400 personas (menos de media entrada).
Aseguró el pasado sábado Marianne Faithfull en el Cervantes que sólo por la comida merecería la pena instalarse en España. Tuvieron ella y Doug Pettibone ese día un almuerzo copioso en el que dieron "con dos botellas de vino", en plan quijotesco, y algo de melopea tuvo su concierto nocturno, como de celebración porque sí. Ante todo, hubo que lamentar, de nuevo, que no acudiera mucha gente a la cita, aunque aquel ambiente, en el que abundaban tipos raros que habían decidido acudir a la actuación en solitario, aportaba al espectáculo las dosis de decadencia adecuadas. Faithfull apareció vestida como cierta vecina de mi bloque cuando va al Mercadona, y con el mismo aire de reinona distraída, aunque ya desde la inicial Times Square demostró que su vena roquera, ésa sí, sigue intacta. El concierto compartido mano a mano exclusivamente con el guitarrista Pettibone (por algo era una velada íntima) transcurrió en su mayor parte al amparo de su más reciente lanzamiento discográfico, Easy come, easy go, y sonaron así (muy bien, por cierto, en el primer tramo) Down from Dover de Dolly Parton y The crane wife 3 de The Decemberits, aunque me gustó especialmente Crazy love, de Nick Cave, que incluyera en su anterior disco, Before the poison. Lo mejor, de cualquier forma, era comprobar que Marianne Faithfull hacía lo que hacía no tanto con facilidad sino con naturalidad envidiable, algo que no tiene nada que ver con la edad ni con la experiencia, sino más bien con tener las ideas claras. Pettibone se mostró capaz y virtuoso, especialmente en los pedales, aunque metió un par de gambas considerables por las que pidió disculpas razonables a su partenaire. Después de una nostálgica (aunque a la vez rabiosamente actual) Broken English llegaron los electroduendes y provocaron caídas del pie de micrófono, ataques de tos a la diva en pleno arrebato y unos incomprensiblemente difíciles de solucionar problemas técnicos para Pettibone. Todo en la vida tiene arreglo con humor: ésta fue la mejor lección de Faithfull. Qué bien suena aún en mi cabeza Sister Morphine.
Comentar
0 Comentarios
Más comentarios