Cultura

Eduardo Gruber quiere "meter el dedo en el ojo" al espectador con una antológica en el CAC de Málaga

Algunas de las obras de Eduardo Gruber que se exponen en el CAC de Málaga.

Algunas de las obras de Eduardo Gruber que se exponen en el CAC de Málaga. / Javier Albiñana

El artista santanderino Eduardo Gruber confiesa que se siente "muy a gusto metiendo el dedo en el ojo" con la provocación que hay en sus obras, algo patente en la exposición antológica Nadie es nada, que se inaugura este viernes en el Centro de Arte Contemporáneo (CAC) de Málaga.

Al ver reunidas por primera vez estas casi noventa piezas realizadas a lo largo de su carrera, entiende que es "una ocasión de presentar unas obras a otras", ya que muchas de ellas no habían coincidido en su estudio.

"Es muy didáctico. Uno tiene claro lo que quiere, su afán crítico, pero al verlo plasmado en estas paredes, con obras hechas en diferentes momentos, descubres que hay guiños entre ellas que crees que no existían". Detrás de cada uno de estos cuadros hay una historia, y Gruber se acuerda "perfectamente" por qué los creó.

Así, explica que un cuadro de gran formato y muy colorista repleto de frutas surgió "en la época de la pandemia, cuando se veían en el telediario las colas del hambre en Madrid y eso dejaba el cuerpo mal". "En una pared del estudio había un recorte amarillento con un texto que decía que del vertedero se pueden aprovechar muchas cosas, y que por ejemplo la fruta se lava y ya está", señala.

Eduardo Gruber, en su exposición en el CAC de Málaga. Eduardo Gruber, en su exposición en el CAC de Málaga.

Eduardo Gruber, en su exposición en el CAC de Málaga. / Javier Albiñana

A partir de esa idea se planteó crear un boceto, "porque en obras de este formato es imposible improvisar", según Gruber, que desvela que tarda "tanto en el boceto como en pintar el cuadro", una etapa final esta que "es un proceso más físico que intelectual".

"Hay días que sales silbando del estudio, porque supuestamente esa tarde ha estado muy bien, pero al día siguiente vuelves y, lo que había sido glorioso, ves que era todo lo contrario", apunta.

En otra pieza confronta el logotipo de la joyería Tiffany con la profesión de matarife "y, a partir de ahí, cada espectador puede pensar lo que quiera".

Pero, entre las obras expuestas, hay una serie que le "dejó marcado", la titulada Femme fatale-Amores platónicos, en un momento en el que tenía muy presente "el tema de la suerte y el azar". "Entré en una página de internet sobre el Museo de la Policía y de la Justicia de Sídney en los años 20, donde estaban las fichas policiales de mujeres de la época", precisa.

Esas fichas policiales junto a los rostros de las detenidas detallaban, por ejemplo, que una de esas mujeres "robó un abrigo de visón", pero a Gruber le llamó la atención la que hablaba "de una prostituta que mató a su chulo, y añadía el detalle humano de que cayó bien a la sociedad de Sídney".

"A partir de ahí creé una historia, jugando con los rostros pintados de ellas, y añadiendo una ficción en estas nueve historias concretas de momentos de azar", agrega el artista, que confiesa que "uno se termina enamorando de los personajes".

En sus obras "hay una intención provocadora, es evidente", admite Gruber, que quiere que "el espectador se quede parado" ante ellas y que acuda a la exposición "a que se pare el tiempo".

"Cuando cierro la puerta, me llevo el estudio en la cabeza. Es un tema apasionante y agotador, porque yo pienso demasiado", asegura el creador, que cree que en sus obras "no hay desesperanza", porque él tiene "muy buen humor" y es "sociable", pese a que "estos días son para pegarse un tiro".

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