Málaga más sucia con tu ayuda

08 de agosto 2025 - 10:09

EN Málaga, hablar de limpieza empieza a parecer una broma de mal gusto. No por la falta de barrenderos, que los hay, ni por la ausencia de papeleras, que también. El verdadero problema es más profundo: somos una sociedad que, en demasiadas ocasiones, trata las calles como si fueran un vertedero. Pasear por muchos barrios es un ejercicio de arqueología urbana: bolsas de basura rotas, restos de comida, latas, botellas y, cómo no, excrementos caninos que desafían cualquier intento de esquivarlos. Y lo más triste es que lo vemos normal.

Nos quejamos de la suciedad como si fuera un fenómeno meteorológico, una plaga inexplicable que aparece cada mañana.

Pero la verdad es que la porquería que pisamos no cae del cielo: la tiramos nosotros. En el centro, en los barrios y en las playas, se repite la misma escena: gente que lanza colillas al suelo como quien lanza confeti, que deja los restos de la merienda junto al banco del parque, que saca al perro sin bolsa y mira hacia otro lado cuando el animal hace lo suyo. Luego vienen las quejas, los vídeos en redes y el “esto está hecho un asco”. Claro que sí, con tu ayuda.

Podemos poner más operarios, más camiones y más campañas, pero mientras sigamos comportándonos como cerdos urbanos, no habrá solución.

Porque esto no va solo de servicios públicos, va de educación, de civismo y de respeto. ¿De qué sirve que Limasam se esfuerce en limpiar si al rato todo vuelve a estar igual? ¿Cuántas veces hemos visto limpiar una calle para que minutos después alguien deje una bolsa al pie de un árbol o tire una lata por la ventanilla del coche?

Y no hablamos solo de barrios periféricos. Basta con darse un paseo por cualquier calle cercana al centro histórico para ver papeleras rebosando porque a nadie se le ocurre avisar cuando no se vacían, bolsas colgadas de farolas y restos de comida que nadie recoge porque “ya limpiarán”. Si esta es la postal que ofrecemos a propios y visitantes, no hace falta invertir en promoción turística: ya sabemos lo que van a recordar.

El alcalde podrá prometer más recursos y el concejal de Medio Ambiente sacar pecho, pero si seguimos premiando la guarrería con indiferencia, la batalla está perdida. Málaga puede ser más limpia, pero eso depende de ti, de mí y de todos. Basta con mirar al suelo para ver el tipo de sociedad que somos. Si no nos gusta lo que vemos, quizá ha llegado el momento de cambiar.

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