La ciudad y los días
Carlos Colón
Nacimientos y ayatolás laicistas
Por undécimo año consecutivo la Alcaldía de la ciudad francesa de Beaucaire se puede enfrentar a una cuantiosa multa por “desafiar el principio de laicidad sancionado por la ley de 1905” al poner un nacimiento en el Ayuntamiento. Aunque quizás este año se libre porque lo ha situado ante la fachada en vez de en el interior. Dado que esta pequeña ciudad de 16.000 habitantes es desde hace años un bastión del partido de extrema derecha liderado por Marine Le Pen, la polémica imbécil está servida.
Para los ayatolás laicistas la instalación de un nacimiento en un espacio público es una muestra del carácter xenófobo y ultranacionalista lepenista. Para los ayatolás de la extrema derecha representa la resistencia contra la disolución de la identidad francesa. Como escribió Chaves Nogales en su artículo sobre el Rocío de 1936, hay beatos en ambos bandos. ¿Poner un nacimiento en un ayuntamiento transgrede la laicidad republicana como denuncian las asociaciones laicistas y condenan los tribunales aplicando la legislación de 1905 sobre la radical separación entre el Estado y la Iglesia? Creo que no, broncas entre ayatolás laicistas y lepenistas aparte.
Hablamos de cultura, además de hacerlo de religión. Si algo tan artística y popularmente importante en la cultura europea desde que San Francisco creó los nacimientos en el siglo XIII, atenta contra la laicidad de la República Francesa, supongo que interpretar las obras de Oliver Messiaen –todas de carácter religioso– en un teatro público interpretadas por una orquesta financiada con fondos públicos también la vulneraría. Porque no hay forma de extirpar lo religioso de la obra de Messiaen. Él mismo dijo que la más grave de las dificultades que “son la desgracia de mi vida” fue que “yo hablo de Dios, de los Misterios Divinos y de los Misterios de Cristo a gentes que no creen o que no conocen bien la religión”. Lo mismo sucedería con la proyección de las películas de temática religiosa del católico Robert Bresson en la Cinemateca Francesa, por tratarse de una institución pública. Los nacimientos, además de su dimensión religiosa, tienen una importante dimensión cultural y artística. Y en la mayor parte de la cultura europea no se puede hacer una disociación química entre lo artístico y lo religioso.
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