EDITORIAL
El poder cueste lo que cueste
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El presidente de la Junta, Juanma Moreno, que durante este periodo es también copresidente del Comité Europeo de las Regiones, ha iniciado una ofensiva en el seno de la Unión Europea para exigir que la voz de las regiones sea escuchada en la planificación, diseño y ejecución de los fondos europeos. Esos fondos son el principal instrumento con el que cuenta la UE para impulsar el desarrollo de las zonas más desfavorecidas del continente y a nadie se le escapa la importancia que tuvieron en el despegue de Andalucía durante los años ochenta y noventa del pasado siglo o el papel fundamental que jugaron en la recuperación de los efectos causados por la pandemia de 2020. La alarma de Moreno se justifica en los planes que está elaborando la Comisión Europea (CE) para centralizar la gestión de esos fondos. Como informó este periódico hace una semana, la intención de Ursula von der Leyen, presidenta de la CE, pasa por entregar un único cheque nacional a cada país, lo que ha provocado alarma en el Parlamento Europeo y ha llevado a movilizarse a las regiones más afectadas. Andalucía ha recibido desde la entrada de España en la hoy Unión Europea una cantidad que se calcula en unos 100.000 millones de euros que han sido fundamentales para la transformación de sus infraestructuras y de sus instalaciones sanitarias o educativas. Todavía hoy Europa aporta unos 3.200 millones al Presupuesto andaluz. Es lógico que desde la Junta se movilicen esfuerzos para no perder la gestión y la planificación de unas cantidades que siguen siendo determinantes. Como ha apuntado Moreno, quién mejor que los que conocen los territorios y sus prioridades. Pero tampoco conviene obviar que el paso dado por la Comisión lo que pretende es aumentar los controles sobre un dinero que muchas veces se ha empleado sin el control y los criterios de eficiencia que serían necesarios y que hay que extremar en una Europa en la que las prioridades financieras están cambiando.
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