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El Pasaje Begoña de Torremolinos, la cuna de los derechos LGTBI, ya es Lugar de Interés Turístico

  • En los años 60, este pequeño callejón era un oasis de libertad a pesar de la dictadura

El Pasaje Begoña de Torremolinos.

El Pasaje Begoña de Torremolinos. / M. H.

Corrían los años 60. A escasos metros de la calle San Miguel, en pleno centro de Torremolinos, se encontraba el Pasaje Begoña, icono de libertad, de apertura, de respeto y de visibilidad. Cuna de los derechos Lgtbi, en este rincón lleno de clubes, hoy de locales cerrados, cada cual podía expresarse libremente sin importar su condición sexual.

Este pequeño callejón era un oasis de libertad donde se aglutinaban más de una treintena de pequeños locales de ocio, salas de fiesta, discotecas, clubes nocturnos o restaurantes donde todo el mundo era bienvenido y donde, a pesar de la dictadura, era posible ver a dos personas del mismo sexo besándose.

El Quijote, La Sirena o La Boquilla eran algunos de estos locales de ambiente nocturno frecuentados por vecinos de Torremolinos y extranjeros procedentes de todas partes del mundo y clase social, desde hijos de embajadores, literatos o artistas como John Lennon o Anthony Quinn, entre otros.

Este martes, la Junta de Andalucía declararaba el Pasaje de Begoña como Lugar de Interés Turístico de Andalucía. Esta distinción, publicada en el BOJA, valoraba el proceso llevado a cabo por la Asociación Pasaje de Begoña y el propio Ayuntamiento de Torremolinos para conseguir este reconocimiento, que pone de manifiesto “su especial importancia como recurso turístico andaluz”.

Uno de los locales más destacados era The Blue Note, una sala de jazz propiedad de la cantante holandesa Pia Beck que, tras triunfar en el mundo entero con su música decidió establecerse en el corazón de la Costa del Sol, lejos de su tierra natal, donde se declaró abiertamente lesbiana, algo completamente revolucionario para la sociedad de la época.

“Para mí el Pasaje Begoña y Torremolinos en general fue la isla de las libertades, no solo de España, sino del mundo entero”, aseguraba uno de los testigos de la época, que rechazaba en un reportaje publicado por este periódico hace unos meses dar su nombre, como tantos otros, para evitar que se les relacione con aquella historia. Algunos protagonistas ya han fallecido pero la gran mayoría son extranjeros o se han casado y formado una familia que desconoce parte de ese pasado.

El Pasaje Begoña era algo más que una simple localización en un mapa. Una calle que algunos comparan con el Stonewal neoyorquino, símbolo del movimiento de liberación gay norteamericano. Aunque nada que envidiar, pues el ambiente que se vivía en aquellos años en Torremolinos está lejos de la situación que entonces atravesaba la gran manzana.

Este lugar estaba a la vanguardia de la música y del buen whisky. Y aunque por lo general las autoridades hacían la vista gorda ya se habían producido pequeñas advertencias previas con multas que alcanzaban las 3.000 pesetas. Incluso algunos de estos bares ya tenían sus propios trucos para evitar multas o posibles detenciones con la visita de los agentes, como un timbre en la puerta para avisar cuando se acercaba la Policía mientras que en el interior de los locales gays y lesbianas simulaban parejas cruzadas para evitar ser detenidos. Pese a ello, el ambiente era festivo y aquellos episodios no dejaban de ser anecdóticos.

Pero la noche del 24 de junio de 1971 la suerte cambió. Una gran redada policial acabó con más de 300 personas identificadas, más de un centenar de detenidos y extranjeros deportados a sus países, dejando al Pasaje Begoña en la más absoluta decadencia durante casi 50 años. Incluso la prensa internacional como The Sunday Times o Der Spiegel se hicieron eco de la noticia.

“Tras la redada hubo orden de cerrar todos los locales, por lo que empezó a degradarse bestial y la segunda ya no sorprendió a nadie”, señalaba este testigo, que contaba que que “una famosa travesti de aquella época dueña de un bar cuando vio de nuevo los coches de la policía se quitó los tacones de aguja y se fue corriendo al furgón de la policía. Decía que la última vez le tocó ir de pie en el furgón y que esta vez quería llegar la primera. Ese era el ambiente, no tenían miedo”, asegura.

Tras la redada hubo orden de cerrar los locales, motivo por el que este rincón empezó a degradarse y las más de 150 viviendas comenzaron a llenarse de okupas, prostitución y droga. Medio siglo después, los mismos locales comienzan, poco a poco, a recuperar el ambiente y la estética de aquellos tiempos pasados, aunque ahora la amenaza es el coronavirus.

Este lugar, y la gran demanda de visitas turísticas que genera, ha convertido el Pasaje Begoña en un recurso de enorme interés para el conjunto de la oferta turística andaluza, especialmente en materia de diversidad. El pasado 21 de febrero, la Asociación Pasaje Begoña, junto con el apoyo del Ayuntamiento de Torremolinos, solicitó su declaración como Lugar de Interés Turístico de Andalucía.

El pasado marzo, debido al estado de alarma, se interrumpieron los plazos administrativos, que se reanudaron en junio, y en octubre se recibió un informe favorable por parte de la Delegación Territorial y en el seno del Consejo Andaluz de Turismo se emitió un dictamen positivo, al cumplir los requisitos y criterios exigidos.

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