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Más de cinco horas esperando una ambulancia para llegar a casa: la denuncia del hijo de una paciente en paliativos

Ambulancias, en una imagen de archivo.

Ambulancias, en una imagen de archivo. / Javier Albiñana

"Se ha normalizado que cualquier paciente, aunque tenga condiciones bastante delicadas, tenga que esperar una media de cuatro horas para que una ambulancia lo traslade del hospital a casa". Esta es la denuncia del hijo de una paciente con un Párkinson atípico que se encuentra en cuidados paliativos. La última vez que su madre pisó urgencias de centro sanitario no pudo salir de él hasta cinco horas y media más tarde de recibir el alta médica, lamenta. "Ha sido la gota que ha colmado el vaso".

La enfermedad degenerativa de María del Rosario -a sus 73 años- le ha derivado en una artrofia multisistémica que la mantiene en un estado prácticamente vegetativo. Las dificultades para mover cualquier parte de su cuerpo ha hecho necesaria la colocación de una sonda a través de la cual ingerir los alimentos. Si bien, parte de la saliva que segrega se cuela directamente en sus pulmones, lo que le ocasiona neumonías frecuentes y, en consecuencia, altas fiebres. 

El pasado martes 3 de octubre, la paciente tuvo el último episodio de infección. El médico le recetó antibiótico. Sin embargo, tres días después, las subidas de temperatura corporal no remitían. Esta vez, el facultativo la derivó a Urgencias del Hospital Valle del Guadalhorce (Cártama) para practicarle varias pruebas. Tras analíticas y radiografías -entre otros exámenes-, decidieron sustituirle un fármaco por otro más fuerte. 

Sin tan siquiera haber rellenado aún el parte de salida, el especialista solicitó una ambulancia para que trasladase a María del Rosario a su domicilio, situado en Pizarra, "sabiendo que tardaría mucho", cuenta Manuel, uno de los hijos de la paciente. A las 16:32, María del Rosario ya había recibido el alta. No fue pasadas las 22:00 cuando llegó la ambulancia al hospital.

Durante esas más de cinco horas y media, la mujer -siempre según el relato de su hijo- permaneció tendida en una camilla con una colchoneta de goma espuma de apenas dos o tres centímetros de grosor "con lo que eso conlleva para una persona en cuidados paliativos". "Me dio tiempo a darle de comer y a cambiarla de posición al menos diez veces", lamenta. 

Sobre las 18:00, Manuel hizo el relevo con su hermana Carmen. Ella, desesperada -y sin saber que aún quedaban cerca de dos horas para que llegase la ambulancia- puso en el centro sanitario una hoja de reclamaciones. "Esta situación se repite cada vez que pedimos un traslado, mi madre en cuidados paliativos...Me parece terrible", escribió. 

Siempre habían tenido que esperar. Dos horas y media era el tiempo mínimo que habían tenido que hacerlo. Si bien, hace apenas dos meses, los familiares de María del Rosario podían moverla en una silla de ruedas. "Cuando salíamos del hospital, llamaba a un taxi adaptado. Me daba igual gastarme 30 euros", dice Manuel. Pero, desde agosto, la mujer permanece prácticamente todo el día tendida o en una silla de posicionamiento, que le sujeta tanto las extremidades como la cabeza, por lo que la ambulancia es el único medio de transporte en el que puede ser transportada.

De esta manera, Manuel denuncia la escasez de estos vehículos acondicionados. También exige que los pacientes en paliativos tengan preferencia para el desplazamiento, del mismo modo que lo tienen en la atención clínica, y "colchonetas más gordas en las camillas para que la espera sea menos dura". En definitiva, pide "más humanidad".

Desde el Servicio Andaluz de Salud (SAS) aseguran que "no hay ningún retraso en el servicio de transporte de ambulancias por urgencias en la provincia", aunque reconocen que "se han registrado retrasos en los servicios ordinarios" y aseguran que "se está trabajando para poder solucionarlo cuanto antes".

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