Semana Santa

Santa Cruz, destello de solemnidad en el Jueves Santo

Santa Cruz en el Jueves Santo de Málaga, en imágenes

Santa Cruz en el Jueves Santo de Málaga, en imágenes / Ana Jiménez

Una Virgen sola, de mirada perdida y con una cruz a la que se abrazaba un paño santo blanco salía de San Felipe Neri guiada por una larga ristra de capirotes azabaches. Santa Cruz pasaba, solemne, a unas calles que comenzaron a pintarse de velas negras y de banderas a media asta. La más leve brisa hacía volar la sutil tela sobre adornada con pequeños bordados que daban vida al lamento de una madre, Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia, que ha perdido a su hijo. De Él no hay rastro más que el madero del que ha sido bajado.

Los bloques de colores que bajaban hasta el epicentro de Málaga, como parte del nuevo recorrido emprendido este año, conformaban un curioso mosaico de texturas y tonalidades que acogían a la Virgen sin palio y su cortejo. Cuesta tras cuesta, las cabezas de varal asomaban tímidas tras cada esquina del recorrido que les llevaba a una calle Larios inquieta y expectante por la grandiosidad del Jueves Santo. Bajo el brillo de grandes tronos, del paso acelerado de la Legión o de las aceras llenas de romero,  la solemnidad relucía en su forma más humilde a través de esta imagen, llevada por 120 hombres de trono al son de la banda de música Eloy García de la Archicofradía de la Expiración. 

Santa Cruz en el Jueves Santo de Málaga, en imágenes Santa Cruz en el Jueves Santo de Málaga, en imágenes

Santa Cruz en el Jueves Santo de Málaga, en imágenes / Ana Jiménez

Tras la nueva Cruz Guía que la cofradía estrenaba este año en su salida procesional, diseñada por Curro Claro, la capilla musical Caeli conseguía el tono perfecto a través de diversas piezas. Con el incienso como aroma y la elegancia como bandera, la Virgen procesionó acompañada de devotos, que en muchos casos forman parte de la cofradía de Pollinica dado los orígenes de Santa Cruz: un grupo de jóvenes albaceas de la cofradía que abre el Domingo de Ramos deciden constituir esta hermandad en los años 80, sin ser hasta el 2001 cuando se acuerda el ingreso en la Agrupación de Cofradías. 

El paso por la Catedral consiguió crear un armonioso paisaje con el trono, que emprendía su camino de vuelta a San Felipe Nerí entre una multitud que iba de un lado a otro y solo levantaba la mirada ante el sonido de unos toques de campana que anunciaban la llegada de la Virgen. Con la misma solemnidad con la que había comenzado en la pequeña plaza frente a su templo, volvía silenciosa, entre las sombras de la noche, a los pies de la Santa Cruz, Nuestra Señora de los Dolores en su Amparo y Misericordia.

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