Un recluso de la cárcel de Archidona condenado por un delito contra la salud pública a dos años de prisión será liberado por la cofradía de Jesús El Rico el próximo Miércoles Santo en una tradición que data de hace 271 años y que se repetirá tras el indulto aprobado por el Consejo de Ministros.

José C. H., al que le quedaba por cumplir unos meses de la pena, saldrá en la procesión, tiene intención de hacerse hermano de la cofradía y se declara creyente, según han asegurado a Efe fuentes de la hermandad.

El interno sintió mucha alegría al conocer el indulto que le brinda "esta oportunidad", que no esperaba y le ha venido "de sopetón", y ha explicado que ha aprendido "a valorar muchísimas cosas", al tiempo que ha expresado su agradecimiento a la cofradía y los responsables y funcionarios penitenciarios que le han atendido durante su estancia en la cárcel.

El hermano mayor de El Rico, Ramón Varea, ha agradecido a José su disposición a participar en la procesión y ha expresado su satisfacción porque se cumpla con esta" tradición bicentenaria" de "dar una segunda oportunidad a alguien que lo merece".

Cree seguro que José la aprovechará y ha dado las gracias a la sensibilidad del Consejo de Ministros y el ministerio de Justicia, la ayuda de Instituciones Penitenciarias y la labor de la Audiencia Provincial y del fiscal jefe para "cumplir con el acto más emblemático de la Semana Santa en España, como es la liberación de un penado por Jesús El Rico".

Por su parte, el subdelegado del Gobierno central en Málaga, Javier Salas, ha destacado que se trata de "una de las tradiciones más señeras" de la Semana Santa malagueña, ha deseado suerte al recluso en esta "nueva oportunidad", que es el objetivo del indulto, y ha resaltado el objetivo respecto a los presos de reeducación y resinserción social.

Este indulto está condicionado a que el beneficiario no cometa delito doloso en el plazo de dos años.

La tradición de liberar a un preso en Málaga se basa en una pragmática real de Carlos III, dictada tras una epidemia de peste en 1756 que incidió gravemente entre la población y ocasionó la suspensión de las procesiones de Semana Santa de 1759.

Ante esta circunstancias, los reclusos de la prisión pidieron al alcaide sacar ellos la imagen de El Rico -de la que se declaraban devotos- y, al serles denegada la solicitud, se amotinaron, escaparon y llevaron a hombros el cristo por las calles en la procesión más larga que se recuerda en la ciudad.

Tras acabar, los presos volvieron a sus celdas; lo que coincidió con la repentina desaparición de la epidemia -que se cobró numerosas vidas- y esto fue interpretado como un milagro que impresionó al rey, quien concedió el privilegio, ratificado por Juan Carlos I poco después de ser proclamado rey.