Monte Calvario, silencio y solemnidad en la Victoria el Viernes Santo en Málaga

En la pequeña ermita que corona la colina, el reloj ha marcado las 15:00. El traslado del Cristo Yacente de la Paz y la Unidad es uno de los momentos más íntimos del Viernes Santo malagueño. Una pequeña multitud ha decidido acompañarlo hasta el Santuario de la Victoria. Desde allí, el cortejo conduce el cuerpo sagrado hasta la Basílica. A las 16:00, la hora prevista, se han abierto las puertas. Con la solemnidad que señala este día, las túnicas negras, con escapulario y emblema bordado de los nazarenos, ha iniciado el cortejo procesional.

A los pocos minutos, los toques de campana han llamado la atención de los allí presentes. El Cristo ha empezado a moverse, dirgiéndose a la calle. El trono, sobrio y sin mecida, se ha asomado con precisión para que la corona de la Virgen no roce el arco del templo. El silencio ha invadido la plaza. Solo el sonido de los pasos de los hombres de trono y las órdenes de los capataces ha sido lo único que se ha escuchado.

La imagen del Cristo Yacente, acompañado por Nuestra Señora de Fe y Consuelo –una talla anónima del siglo XVIII atribuida a Antonio Asensio de la Cerda–, los santos varones José de Arimatea y Nicodemo y las Tres Marías, componen el trono. Portado por 150 hombres de trono, lo han mecido con respeto bajo el son de la Banda Musical Santa Cecilia de Málaga. El público, que ha esperado durante horas bajo el sol, ha mantenido un respetuoso silencio.

Tras Él, y tan solo unos pocos minutos después, ha aparecido Santa María del Monte Calvario. Su andar, guiado por los sones de la Banda de Música Nuestra Señora de la Paz, ha sido con paso firme, sereno y solemne, se ha reencontrado con los fieles, que no han apartado su mirada de Ella. La Banda Musical Nuestra Señora de la Paz ha acompañado a la Virgen a ritmo pausado.

El cortejo procesional ha salido a la calle en menos de media hora, haciendo gala de una gran coordinación. Pasadas las 18:40, ha sido la primera en pedir la venia en la Tribuna Oficial. Desde allí, ha empezado un recorrido que la llevará, cinco horas más tarde, a postrarse ante la Catedral en su estación de penitencia.