El silencio de los Dolores de Servitas enmudece Málaga el Viernes Santo

Málaga/Es la última cofradía del Viernes Santo y, cuando el reloj marca las 22:00, el barrio de San Felipe Neri se ha sumido en un silencio sepulcral. Las puertas de la iglesia que lleva el mismo nombre se han abierto con puntualidad, despacio, tratando de no hacer demasiado ruido. Se trata de una de las salidas más íntimas y sobrecogedoras del Viernes Santo en Málaga: la Venerable Orden Tercera de Siervos de María Santísima de los Dolores.

Desde mucho antes, decenas de personas guardaban su sitio en los alrededores del templo, en la plaza del Santísimo Cristo de la Sangre, para no perderse la estampa. Sin música previa, sin gritos, sin nada que haya alterado la tranquilidad y la solemnidad. En el interior había representantes de otras cofradías que comparten sede para acompañarlos en esta cita tan esperada.

El redoble sordo de un solo tambor ha sido el primer sonido en romper el silencio. Después, el cortejo de nazarenos vestidos íntegramente de negro, han ido saliendo de la iglesia a buen ritmo, sin detenerse, pero sin prisa. La oscuridad de la noche ha abrazado el ambiente fúnebre, y las llamas de los cirios han sido, prácticamente, los únicos rayos de luz.

Minutos después, cuando todos los nazarenos ya recorrían las calles, ha llegado su turno. María Santísima de los Dolores se ha reencontrado con su barrio. Las lágrimas esculpidas en su rostro, iluminado por la tenue luz blanca, han cobrado vida entre las sombras de la penumbra. La emoción se ha elevado aún más cuando, desde uno de los balcones cercanos, la voz clara y desgarrada de una soprano ha roto el silencio con una saeta. Fue un momento que no se borrará fácilmente de la memoria de quienes lo vivieron.

Con solemnidad, la Virgen ha recorrido los primeros metros. Tan solo 42 hombres de trono son sus andares, con una calma elegante, han seguido la melodía y el ritmo marcado por los tambores roncos de la Banda de Cornetas y Tambores de los Bomberos en esta procesión de recogimiento. Las luces artificiales se han ido apagando a su paso y han sido sustituidas por la llama de los cirios.

Desde San Felipe Neri ha avanzado despacio, con detenimiento, hacia el Recorrido Oficial, donde el silencio, allí por donde ha pasado, ha seguido reinando. Un silencio tan denso como el respeto que se le guarda a esta cofradía y a la Virgen de los Dolores.