SEVILLA

El ingeniero de la NASA que soñaba con la Luna

El ingeniero Carlos García-Galán durante una ponencia el pasado viernes en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla.

El ingeniero Carlos García-Galán durante una ponencia el pasado viernes en la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de la Universidad de Sevilla. / Juan Carlos Muñoz

Las imágenes en blanco y negro del equipo que tripuló el Apolo 11 pisando la Luna por primera vez, en 1969, fueron suficientes para que Carlos García-Galán tuviera claro que quería formar parte de un grupo de profesionales por el que sentía fascinación. Unos vídeos que quedaron grabados en la retina de un pequeño que, cuando creció y tuvo la oportunidad de decidir qué quería ser de mayor, no tuvo ningún tipo de dudas: "deseaba trabajar en el programa espacial". Para cumplir esta misión –la primera de muchas– hizo las maletas y se marchó desde su natal Málaga a  Estados Unidos para estudiar y convertiste en licenciado en Ciencias Espaciales y ser ingeniero en electrónica por el Instituto de Tecnología de Florida, cerca del Centro Espacial Kennedy.

Desembarcó allí a finales de los 90. Durante un momento en el que estaban buscando controladores de vuelo para la Estación Espacial Internacional y consiguió su propósito de ingresar en la NASA. Recuerda que, en aquel momento, cuando contaba a sus familiares y amigos a lo que quería dedicarse era "como decir que querías ser cantante o futbolista". Parecía un sueño difícil de alcanzar.

Una realidad que ha cambiado radicalmente en los últimos años. De hecho, no tiene nada que ver. Explica que las empresas de tecnología que son locales, es decir, que se ubican en Sevilla, en Málaga o en Madrid y que están directamente involucradas en proyectos de la NASA "están desesperadas buscando a ingenieros que salgan de las universidades". Señala que la carrera espacial se alimenta de todas las ingenierías. Por ello, no duda en apuntar que "cualquier estudiante que se plantee que este sector es el que le gusta y al que se quiere dedicar, lo puede conseguir".

En estos momentos, el ingeniero es el Responsable de la Oficina de Integración del Módulo de Servicio Europeo de la nave Orión en el Centro de Investigación Glenn de la NASA, que circunnavegó la Luna durante 26 días. Un proyecto que formaba parte de la misión Artemis I, "un paso de 1.000" cuyo objetivo final es llegar a Marte. Para ello, es necesario volver a pisar la Luna y convertirla en una plataforma de prueba tecnológica que servirá para alcanzar el Planeta Rojo. Un hito que se producirá el año que viene y que llevará al espacio a un nuevo grupo de astronautas. "Lo principal es aprender lo que pensamos que vamos a necesitar en Marte. Esto lo haremos en la Luna, porque está en el espacio profundo, a varios días de distancia", señala el ingeniero en cuanto a la misión en la que se embarcarán. Por tanto, tratarán de convertir el satélite en una suerte de "campo de pruebas para tecnologías, pero también para logística como llevar alimentos y probar las comunicaciones".

Aunque no hay una fecha específica para la llegada a Marte, pronostica que a final del 2030 ya estarán trabajando en "los sistemas para ir" al Planeta rojo. Un proceso que, según García-Galán, se verá acelerado por "el impulso privado". La realidad es que el espacio se ha convertido en el nuevo campo de juego –e inversión– de los multimillonarios. Es el caso de Jeff Bezos, propietario de Amazon, o de Elon Musk, dueño de X (antigua Twitter). "Estamos viendo ahora el inicio de una economía que será gigantesca en el espacio y lo estamos observando en la órbita baja de la Tierra, en la que compañías privadas ya pueden enviar astronautas al espacio y están planeando hacer estaciones espaciales", explica el ingeniero y señala que para llevar a cabo estos propósitos "sí que se necesitan multimillonarios".

Ante este nuevo escenario, "lo que quiere hacer la NASA es apoyarlo y financiarlo para que crezca de una manera más orgánica". Además, indica que quieren duplicar esta economía emergente en la Luna para "enfocarnos en las cosas enormes, por ejemplo, hacer una nave que llegue a Marte" y que sean "las empresas privadas" las que se encarguen de realizar la logística o el desarrollo de tecnologías punteras. La primera misión a la superficie lunar ya tiene este concepto y esta estrategia y cuentan con SpaceX –propiedad de Musk– para emprender la misión.

Pero también necesitan el apoyo gubernamental de diferentes países. Es el caso nacional con la Agencia Espacial Española, que ha suscrito un acuerdo bilateral con la NASA para poner su impronta tecnológica al servicio del Programa Artemis. Sobre la creación de esta institución, el ingeniero subraya que "era totalmente necesaria, porque estamos en un periodo en el que todo es emergente y necesitábamos una Agencia" con la capacidad de coordinar "los esfuerzos de la industria para entrar en ese tren".

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