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Unicaja - Casademont Zaragoza: Casi inabordables (83-72)

Djedovic celebra un triple sobra la bocina del descanso. Djedovic celebra un triple sobra la bocina del descanso.

Djedovic celebra un triple sobra la bocina del descanso. / Carlos Guerrero

A mediados de abril, el Unicaja sigue viendo desde lo alto de la tabla a los otros 17 equipos de la ACB. La máquina que ha construido Ibon Navarro continúa sumando víctimas. Al descanso volvía a ganar por más de 20 puntos al Casademont Zaragoza. En el cuarto final bajó el pistón, desconectó algo el equipo malagueño y de los 25 puntos de distancia se bajó a los 11 finales (83-72). Nada preocupante, el partido se hizo algo largo mentalmente. Puede pasar. Con los niveles de concentración altos, el Unicaja es un equipo casi inabordable en la Liga Endesa. Lo demuestran las cinco derrotas acumuladas tras 29 jornadas, un número casi fisiológico. 23 de los últimos 25 partidos han acabado con victoria, sólo se cuentan las derrotas de Badalona y la del Madrid en el Carpena. En cierta forma asusta el nivel que exhibe el Unicaja, en el sentido de que parece complicado mantener ese grado de excelso baloncesto cuando se jueguen los títulos. Pero ya son demasiados meses rayando ahí cerca, con muchos picos y muy pocos valles. El crédito que se ha ganado es altísimo, también el respeto de los rivales. Un Zaragoza que históricamente suele crear problemas en el Palacio quedó abatido por el despliegue de energía y acierto malagueño. Un equipo que suele flotar e incitar a que el rival se la juegue con el triple no encontraba fórmulas ni para frentar las canastas fáciles ni para mermar el acierto en el tiro de tres.

El quinteto de salida (Perry-Djedovic-Barreiro-Ejim-Kravish) no era quizá el de gala en el Unicaja, pero ¿quién es el importante, quién el menos decisivo en este bloque imparable? Cada pieza tiene su importancia en un mecano casi perfecto. Todos aportan. 16-6 de salida y tiempo muerto de Porfi Fisac, pero poco que rascar. 26-13 tras el final del primer tiempo. Es complicado abordar al Unicaja porque cada jugador que va saliendo eleva el nivel. Si Djedovic, tras superar un virus que tiene KO ahora a Osetkowski, empezaba finísimo en el tiro después aparecía un Carter primosoro derrochando clase para ensartar tres triples. Alberto Díaz, con las lesiones respetándole, tiene un nivel físico que, unida a su proverbial lectura del baloncesto, minimiza a sus rivales y los condiciona defensivamente de una manera salvaje. Y así se puede seguir hasta el fondo de la rotación. La diferencia seguía creciendo y, después de cinco puntos seguidos del joven talentoso Lucas Langarita (conoce bien las tablas del Carpena, fue subcampeón del mundo sub 17 aquí hace dos años) que parecían recortar antes del descanso, Djedovic metió un triple desde 10 metros para cerrar la primera mitad (49-28).

Perry sube la bola. Perry sube la bola.

Perry sube la bola. / Carlos Guerrero

La capacidad para desarbolar a rivales de la zona media-baja en los partidos del Carpena propicia que Ibon pueda seguir con el excel que maneja Marcos Cerveró distribuyendo minutos y esfuerzos. Hay quien necesita rodaje y quien debe cargar de minutos. Pero el equipo sigue respetando al rival y a quien acude al Carpena. Perry se tira, 25 puntos arriba, como un loco por un balón casi imposible y se estrella con las vallas. Son detalles del nivel de concentración que gasta el Unicaja. La diferencia osciló entre los 20 y los 30 puntos, el average general puede ser decisivo para alcanzar el primer puesto de la temporada regular, que no debe ser un reto ni una carga, pero ya puestos... Pero el Casademont no le perdió la cara al partido y acabó menguando con unos minutos de pérdidas en los que el Unicaja se fue del duelo. Es también señal buena, son humanos. Y son pertinentes estos avisos. Y así se cerró otra jornada festiva en el Palacio. Cinco jornadas para el final de la ACB y arriba del todo el que viste de verde y morado, el Unicaja de Málaga.

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