Gran Canaria-Unicaja: Músculos en la isla (72-81)

El Unicaja sacó músculo en Gran Canaria, pista que se le suele atragantar (la única en la que no había ganado Ibon desde que llegó, aunque allí se levantó en febrero la Copa del Rey) y en la que remontó 14 puntos adversos al descanso para obtener una importantísima victoria (72-81) en este proceso de reconstrucción. Es pronto aún, pero el calendario de arranque es duro y llenar el granero tranquiliza y permite construir con esmero y paciencia. De alguna manera, se vio ese proceso en el Gran Canaria Arena, un primer tiempo en el que fue completamente superado en el segundo cuarto por el equipo local y una segunda mitad con un tercer cuarto portentoso en el que se volteó el marcador y la tendencia del duelo y un último en el que se supo sufrir y se tuvo aplomo para conquistar el triunfo. Se puede endosar al tránsito de los primeros pasos de la temporada este gran cambio de escenario entre uno y otro tiempo, pero el baloncesto moderno, con alto número de posesiones y mucho volumen de triples, también permite mucho margen para corregir errores al tiempo que no garantiza el buen fin de rentas adquiridas.

Por encima de todos los jugadores en la pista un dominante Olek Balcerowski, que regresó a casa, al lugar en el que se crió baloncestísticamente y donde se hizo hombre, al lugar al que sigue yendo cada verano a tatuar su piel. En febrero era descarte de cuartos y semifinales de Copa. 17 puntos, tres rebotes, dos asistencias, dos tapones, nueve faltas recibidas y 26 de valoración. Y un peso enorme en las dos canastas, un crecimiento defensivo condicionante.

Le costó, no obstante, al Unicaja, no fue sencilla precisamente la victoria. Un primer cuarto con mucho ritmo y mucho brío, pero con poco acierto, sobre todo en el triple. También con momentos de desajustes defensivos castigados por el Gran Canaria, que también tiene sus mecanismos sólidos aunque haya tenido cambios estructurales importantes en el plantel. Se marchaba al final del primer cuarto (22-16), pero en el segundo el estirón fue importante. Fueron minutos deslavazados, sin rigor ofensivo y poco acierto, con una defensa canaria muy activa. Y también de cierta candidez atrás. El resultado era preocupante al descanso (41-27).

El paso por el vestuario fue balsámico para el Unicaja. Había probado algunas estructuras de quinteto antes, con Alberto Díaz y Perry juntos, no muy frecuentes. Es cierto que las dos rotaciones de Castañeda habían sido flojas, el nivel del Mersin no es el del Gran Canaria, aunque ambos sean equipos de BCL. También es evidente que a Duarte le cuesta mantener más de cinco minutos el nivel de intensidad que se exige. La parte buena es que parece con la voluntad de dejarse la piel aunque repercuta de momento en menos caudal anotador. Puso las bases Ibon con ese trío Perry-Kalinoski-Duarte y Balcerowski haciendo mucho daño, amagando el mano a mano para atacar el aro, agresivo en las caídas hacia el aro y con la confianza por las nubes para hacer cosas distintas, con galones.

Progresivamente la diferencia fue decreciendo. Bajados los 10 de renta, todo fue más sencillo, con apariciones puntuales además muy necesarias, también para ellos. Por ejemplo, un par de secuencias de Killian Tillie de las que le hacen un jugador especial. Otra también de James Webb. Todo hilvanado por un sensacional Alberto Díaz en los dos lados de la pista en la segunda parte del cuarto, provocando pérdidas y malos porcentajes y gobernando bien en ataque, leyendo desajustes y ventajas para producir anotación. 15-34 fue el parcial de un cuarto con un nivel de baloncesto muy elevado para estas alturas de temporada, por continuidad también, sin apenas errores (55-61).

Fue complicado rematar, pero se instaló en ese margen de 5-10 puntos la renta cajista, sólo bajó una vez a tres. Tillie metió un triple matador y Duarte metió un par de canastas para amarrar un triunfo muy válido para la tabla y la confianza.

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