Hiopos Lleida-Unicaja: La tranquilidad que da ganar (88-89)

El Unicaja consigue una victoria trabajadísima y muy importante en Lleida ante un rival muy correoso y una pista muy caliente en la que supo sufrir cuando tocó practicando minutos de gran baloncesto

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Duarte da  un pase en el aire.
Duarte da un pase en el aire. / ACB Photo

El Unicaja consiguió una victoria trabajadísima y muy importante en Lleida para acercarse a la Copa y para también refrendar esa identidad de equipo que se reconstruye pero que conserva las huellas de grandeza. Venció por 88-89, dominó hasta por 15 puntos pero un tercer cuarto malo (más excelente bueno del rival) dejó la igualdad hasta el final. El Unicaja supo recuperarse de las dentelladas de John Shurna después de que Melvin Ejim hubiera metido a su equipo en el partido. El cuadro de Ibon Navarro tuvo aplomo y tranquilidad, se acogió a un Olek Balcerowski demoledor, picoteó con las faltas de Chris Duarte y mantuvo una consistencia defensiva estimable para arrancar el triunfo de Barris Nord, probablemente el pabellón más caliente ahora mismo en la ACB.

Esa media de ganar dos de cada tres partidos, en la que está el Unicaja ahora mismo en la Liga Endesa, es garantía de fiabilidad. Y ese crecimiento en el juego y en estructuras es más reconfortante con victorias. Hay detalles evidentes de que se va hacia arriba, igual de recuerdo de lo que se puede mejorar, pero el Unicaja ha reaccionado de manera excelente a esa dolorosa derrota de Andorra para tener medio billete para Valencia, aunque el mes de diciembre será de mucho nivel.

El primer tiempo fue de lo mejor de la temporada del Unicaja. Primero con Kalinoski muy certero, con una defensa muy sólida, con Balcerowski dominando (es cierto que con Diagne también haciéndole daño), con Perry con la batuta, con Djedovic punzante para meter, con un buen acierto en el triple. Fueron los primeros minutos de Chase Audige. Juzgarle con un entrenamiento es temerario. Tiene el chasis y el físico para ser un jugador con impacto en defensa. Dio una buena asistencia y jugó 3:39 para aterrizar. En el segundo cuarto se vería a un Unicaja volando en transición, aumentando el número de posesiones, dominante el rebote para practicar su juego mientras el Lleida intentaba guarecerse (37-51).

Era esperable un aumento de la intensidad en el cuadro catalán y fue Melvin Ejim, que en el primer tiempo no había tenido mucho protagonismo, quien metió marchas para que el Lleida recortara distancias. El canadiense estaba muy motivado ante sus antiguos compañeros, algo que tenían asumido el staff y la plantilla. El partido ya estaba por debajo de los 10 puntos. Webb estaba especialmente desacertado en el tercer cuarto, perdiendo un par de rebotes por falta de intensidad y cometiendo una antideportiva. El partido estaba totalmente abierto (66-69) en el cuarto final. Krutwig y Paulí fueron constantes, apareció Shurna, que suele hacer buenos partidos ante el Unicaja desde sus etapas en Badalona o Gran Canaria. Aguantó con rentas escuálidas el equipo malagueño pero impidió que el rivel pagara el zarpazo, tuvo alguna bola para tener. Duarte sacaba faltas para dar alimento y Balcerowski, también con una niñería encarándose con el público que le costó una técnica, era un dolor de muelas para el rival. Un triple de Tyson Pérez fue doloroso, pero el Lleida siempre volvía. Los tiros libres de Perry a falta de ocho segundos liquidaron el partido. Una gran victoria en una pista caliente con la Copa cada vez más cerca y construyendo su juego, a su ritmo y con la confianza y la tranquilidad que da ganar.

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