Killian Tillie, progresión detenida

El Unicaja encaró el verano con la idea de que parte del crecimiento del equipo debía venir desde dentro. En plena reconstrucción, con un techo competitivo por redefinir, varios jugadores estaban llamados a elevar su nivel respecto a la temporada pasada. Entre ellos destacaban tres nombres muy claros: Olek Balcerowski, cuyos avances cada día son más estimulantes, Tyson Pérez, con un contrato renovado hasta 2029 y un peso dentro del equipo más importante que el del pasado curso, y sobre todo Killian Tillie, quizá el caso más singular y complejo de todos.

El francés llegó a Málaga tras dos años prácticamente sin competir debido a problemas de espalda y diversas dolencias que obligaron a un proceso de readaptación largo y delicado durante la 24/25. El Unicaja asumió ese peaje con la convicción de que, si su cuerpo respondía, Tillie podía acercarse de nuevo a la versión que un día le abrió las puertas de la NBA y su paso por Memphis. Su talento sigue siendo evidente. Tiene lectura de juego, finura cerca del aro, capacidad para finalizar desde distintos ángulos y un tiro exterior de enorme calidad, un recurso que lo convierte en un perfil muy valioso dentro del baloncesto europeo. Motivos de una apuesta con sus riesgos.

La pasada temporada dejó algunas ráfagas del jugador que Tillie puede llegar a ser. No tuvo continuidad, pero sí momentos de alto nivel que podían justificar la apuesta del club pensando en el medio plazo. Terminó el curso con un extraordinario 45.5% en triples, un 51.7% si solo se acota en Liga Endesa, lanzando casi tres veces por partido. Son cifras muy difíciles de emular para un jugador de su molde dentro del contexto europeo. Su perfil cobró aún más relevancia tras la salida de Dylan Osetkowski, lo que reforzó la necesidad de un cuatro abierto capaz de abrir la pista y mantener el espaciado ofensivo.

Sin embargo, el paso adelante que se esperaba para este curso aún no se ha producido de manera constante. Tillie completó un trabajo intenso durante el verano para fortalecer una base física que históricamente ha sido su gran debilidad. Hoy se le ve más preparado para resistir contactos, sostener emparejamientos exigentes y rendir en secuencias prolongadas de esfuerzo, pero todavía conserva limitaciones que condicionan su rendimiento. Cuando el físico no acompaña del todo, su tiro exterior debería cubrir ese déficit, pero en este inicio de temporada no lo está haciendo. El Unicaja, en un proceso inicial de ensamblaje, necesita certezas para equilibrar la adaptación de los nuevos fichajes y asegurar un nivel competitivo estable. Una de ellas debería ser la amenaza exterior de Tillie, un recurso que elevaría tanto el techo del equipo como su capacidad para desatascar partidos complicados. En estas primeras semanas de temporada, sin embargo, el francés promedia un 32.6% en triples en casi cuatro intentos por partido, mayor volumen que el año pasado, para un porcentaje insuficiente tratándose de un jugador de su perfil y con tanta influencia en el espaciado del campo. Entrarán.

Tillie ha competido con dolor en los últimos partidos, arrastrando el golpe en la rodilla que sufrió antes de jugar en Tenerife y haciendo un esfuerzo adicional para alargar la rotación y sumar minutos en cancha. El Unicaja implora ese crecimiento, especialmente de cara a los próximos compromisos antes de la Ventana, donde el equipo se encuentra incompleto y busca optimizar lo que tiene mientras llegan esos dos fichajes que se pretenden. Precisamente en ese parón, Tillie debutará con Francia a sus 27 años. Estuvo en órbita de selección francesa desde muy joven, con 16 años ya fue campeón de Europa y MVP del torneo con la selección. También jugó otro Europeo sub 18 y un Mundial sub 19, pero después marchó a Gonzaga y después, tras el salto a la NBA, las lesiones y no llegó su debut en la absoluta.