Unicaja - Covirán Granada: Período de entreguerras (95-78)

El Unicaja reacciona a tiempo para doblegar a un dignísimo Covirán Granada, con apenas ocho jugadores en la rotación por lesiones, en un momento de la temporada sin brillantez

Las fotos del partido

Killian Tillie celebra una de sus canastas.
Killian Tillie celebra una de sus canastas. / Carlos Guerrero

El Unicaja atraviesa una época de entreguerras, con piernas de plomo, mentalmente en modo ahorro de esfuerzos, varios jugadores lejos de su tope y armándose para el tramo decisivo de la temporada, con las luces largas en el mes de junio, el play off por el título. El Covirán Granada, con sólo ocho jugadores en la rotación por problemas físicos de varios hombres, aprovechó esa coctelera para durante más de 30 minutos desplegar un buen baloncesto y dominar en el marcador. Es un equipo con bastantes limitaciones per se, pero consciente de ellas y del punto al que debe llegar y bien entrenado. Hurgó en esas debilidades del Unicaja, mediado el tercer cuarto dominaba por 12 puntos y exigió una reactivación malagueña, con Alberto tocando la corneta atrás y Killian Tillie en un delicioso día en el tiro. Finalmente, se ganó. Sin alardes, aunque el marcador fuera más holgado de lo que la pista dijo (95-78).

Como es tendencia en este valle post Copa, el Unicaja salió con mínimos de intensidad y energía al partido. Si es selección, aunque sea inconsciente, de esfuerzos o realmente hay una carga de trabajo que hace tener piernas de plomo ya estará en la tablet que maneja el staff cajista. Agustín Ubal y Amine Noua gobernaban el partido. Ambos son jugadores interesantes, cada uno en su perfil y en su estado de cocción pero no para mandar así en un encuentro. El quinteto inicial de Ibon no resultaba y rápidamente iba cambiando piezas. En cuatro minutos, el Granada había metido 18 puntos, apenas no había producido en un ataque por una pérdida. Dominaba también el rebote de ataque el Granada y eso tiene un doble valor ante la propuesta del Unicaja, las opciones extra en ataque y, en defensa, la reducción del número de posesiones y de oportunidades para correr y practicar su juego. 8-18 mandaba el cuadro nazarí, al que repelía Killian Tillie, que irrumpía en el partido con fuerza, con 11 puntos en su primera rotación y un triple para cerrar el primer cuarto y recortar distancias (21-27).

Llegó a colocarse por delante el Unicaja (30-29), pero no había continuidad en el juego. Hay varios jugadores lejos de una versión buena y se nota en un equipo coral. Se está en periodo de siembra para recoger la cosecha más tarde, aunque no deja de chirriar en jugadores especialmente fiables en todas las facetas, como Tyler Kalinoski.

Con una rotación muy corta por las bajas, con varios jugadores capitales lesionados (Wiley, Valtonen y Sergi García, todos vestidos, pero sin minutos de juego), la realidad es que todos los jugadores del Granada estaban enchufados y producían, también el marbellí Rubén Guerrero, que se cargaba de faltas pero que dejaba buenas acciones en los dos lados de la pista. Un arreón en el minuto final del segundo cuarto del Unicaja le permitía atacar para irse al descanso arriba, pero el tiro de Perry no entró y Balcerowski, que no acaba de coger la onda, hacía una falta sobre el tiro forzado de Bamforth que permitía tres tiros y la ventaja (43-48).

Con un pobre 37% en tiros de campo, con gran inferioridad en el rebote (18-26), la diferencia era pequeña, aunque la tendencia era la misma tras el descanso. El Covirán Granada exhibía más frescura, más ideas claras. Y ya tenía la confianza para meter canastas de bajo porcentaje y alta dificultad. Un parcial de 0-8 le disparaba en el marcador (52-64), cuando Alberto Díaz forzaba una antideportiva de Rouselle (cuarta), pieza capital en el entramado de Pin. En un partido larguísimo en tiempo real (hora y 35 minutos cuando acababa el tercer cuarto), el Unicaja no le perdía la cara, porque si algo es este equipo, con más acierto o menos, es ultracompetitivo. Tillie metía siete puntos seguidos (triple, gran triangulación a pase de Kravish y palmeo) para recortar (63-68) y propiciar el tiempo muerto de Pin. Pero la respuesta granadina siempre era buena, triple de Noua. Pero ya el nivel defensivo del Unicaja era otro y sendos triples de un Tillie iluminado y Osetkowki a pase del francés dejaban el último cuarto abierto (69-71). 

Y ahí el Unicaja ya era un purasangre desbocado, ante un rival mermado y derrengado que ya atacaba a 10 metros del aro. Con la energía de un Alberto Díaz que en estos partidos hace sonar el despertador antes que nadie y sabe cómo contagiar y tocar teclas reactivas. Una bandeja del capitán coronaba un parcial de 13-0 (76-71). Y un triple de Carter ponía un rejón ya insalvable (87-75) para tumbar a un Granada dignísimo que acabó hincando la rodilla. Hay que abonar el terreno, prepararse para unas semanas de sufrimiento y sin exuberancias para sonreír en mayo y junio. La tranquilidad es que el plan lleva tres años funcionando.

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