Redescubriendo Málaga tras el coronavirus

Ruta entre Mijas y Benalmádena: entre el cielo y la montaña

  • Recorremos el trazado que, por la Sierra de Mijas, corresponde a la etapa 33 del camino de caminos: la Gran Senda de Málaga

Las vistas que nos ofrece la Gran Senda de Málaga son, precisamente, de este mundo.

Las vistas que nos ofrece la Gran Senda de Málaga son, precisamente, de este mundo. / Alejandro Ruiz

Ahora que nos hemos despedido del estado de alarma y del confinamiento y que, paso a paso, entramos en la denominada (de manera muy inquietante) nueva normalidad, plantearnos redescubrir la provincia es el mejor plan para disfrutar de un verano que se presenta, como poco, atípico. Una excusa perfecta para volver a mirar como si fuera la primera vez Málaga y sus rincones, repleto de pueblos blancos, de cimas que coronar y valles que explorar. Porque la provincia malagueña nos ofrece todo lo que deseamos, sean cuales sean nuestros gustos: que si la montaña, que si el mar, que si el cielo, que si estar fuera de nuestras casas de una vez...

Una tierra por rememorar siguiendo el camino trazado por la Gran Senda de Málaga: porque caminando se hace camino, pero también nos hacemos a nosotros mismos.

La Gran Senda de Málaga se divide en 35 etapas que recorren hasta 50 municipios, interconectándolos en un gran círculo que encierra lo mejor de nuestro hogar: el litoral, la cultura, el interior, la naturaleza, nuestro patrimonio y nuestra historia. A pie, en bicicleta o a caballo (o a la sillita la reina si convencemos a alguien); a través de veredas, por cuencas fluviales y lagunas... A lo largo de sus más de 650 kilómetros, la Gran Senda recorre nueve comarcas, internándose o rodeando 13 espacios naturales protegidos: recorrer esta ruta de rutas es trazar un paisaje en nuestro espíritu (¡como poco! Imaginad si nos pusiéramos intensitos...).

Y entre sus etapas, la 33 es la que conecta dos municipios muy especiales: Mijas y Benalmádena, dos localidades con un pie en la montaña y con el otro en el mar que, a pesar de estar muy juntas entre sí, ofrecen un recorrido por la Gran Senda de 18 kilómetros entre la sierra que comparten y en la que la naturaleza todavía impera.

La ermita del Calvario en la Sierra de Mijas es un hito de cal perfecto. La ermita del Calvario en la Sierra de Mijas es un hito de cal perfecto.

La ermita del Calvario en la Sierra de Mijas es un hito de cal perfecto. / malaga.es

La etapa 33 de la Gran Senda de Málaga arranca, así, en Mijas, con una pendiente que nos lleva, a través de un Vía Crucis, a la ermita del Calvario, una de las iglesias más características de la localidad, enclavada entre el verde del monte y bien visible desde todo el casco histórico del pueblo mijeño.

Desde este punto, disfrutaremos de una panorámica increíble que, si el día está despejado, alcanzará hasta los picos africanos al otro lado del Mediterráneo.

Las vistas desde la ermita del Calvario nos muestran la belleza de Mijas Pueblo. Las vistas desde la ermita del Calvario nos muestran la belleza de Mijas Pueblo.

Las vistas desde la ermita del Calvario nos muestran la belleza de Mijas Pueblo.

Esta sierra representa también la linde con Alhaurín el Grande y Alhaurín de la Torre. Por el primero no se transita en ningún momento, pero sí algo por el segundo, en el que se entra y se sale intermitentemente durante el recorrido hasta que alcanzamos Benalmádena.

Hay que tener en cuenta que los desniveles a lo largo de esta ruta son importantes, por lo que debemos estar preparados para un camino no dificultoso, pero sí exigente físicamente. De todos modos, la gran ventaja de estos trazados es que se son absolutamente personalizables: con conocer cada cual sus limitaciones es suficiente para disfrutar del patrimonio natural de la provincia.

De hecho, es habitual cruzarse con senderistas y ciclistas, cada cual con su propio plan de ruta. No digamos ya los que suben al Repetidor; esos sí que tienen un buen plan.

El sendero cruza entre amplios pinares. El sendero cruza entre amplios pinares.

El sendero cruza entre amplios pinares. / malaga.es

Pero, en realidad, la longitud de esta etapa es más que asequible, y nos permitirá alcanzar nuestro objetivo: disfrutar de primera mano de esta interesante sierra litoral de la Costa del Sol, con su extensa red de pistas que recorren su espacio forestal.

Otro de los grandes atractivos de esta ruta es su hermosa vegetación compuesta sobre todo por esparteras con palmito, espino cambrón y lavandas, amén de sus extensos pinares, adaptados a las arenas dolomíticas de esta sierra y que se dividen en tres especies: resineros, carrascos y piñoneros.

Por su parte, el matorral y los sotobosques están dominados por las plantas aromáticas y los espinos, pero en determinados enclaves hay arbustos de hoja ancha e incluso bosquetes de encinas que intentan recolonizar los espacios que les son propicios.

En el camino encontraremos restos del pasado, como esta calera. En el camino encontraremos restos del pasado, como esta calera.

En el camino encontraremos restos del pasado, como esta calera. / malaga.es

Uno de los más complicados de recuperar son las canteras, lugares que la etapa permite visitar. En cuanto a la fauna, no es de extrañar que nos crucemos con cabras monteses y la presencia de águilas en el cielo azul tampoco es una excepción.

Los diferentes hitos de esta etapa, partiendo desde la ermita del Calvario, se suceden a los desvíos por la conocida como cantera del Barrio y la cañada de Gertrudis, pero debemos continuar en dirección Benalmádena, enfilados hacia el cerro del Moro, de tan, hoy en día, políticamente incorrecto nombre.

En la Sierra de Mijas nos cruzaremos con una cantera restaurada, pero apenas se nota que está ahí. En la Sierra de Mijas nos cruzaremos con una cantera restaurada, pero apenas se nota que está ahí.

En la Sierra de Mijas nos cruzaremos con una cantera restaurada, pero apenas se nota que está ahí. / malaga.es

Este punto, con sus 939 metros de altitud, es un lugar idóneo para disfrutar de unas vistas 360 grados. Aquí es casi obligado tomarse un selfie.

Paso a paso, notaremos un cambio de la vegetación por la orientación de umbría, apareciendo bastantes encinas entre los pinos carrascos y piñoneros con coscoja, enebro, romero y aulagas de buen porte. Desde este punto, se accede a un cruce que marca el puerto de la Cantera.

Desde la etapa 33 disfrutamos de una amplia vista del litoral y del cerrro del Moro. Desde la etapa 33 disfrutamos de una amplia vista del litoral y del cerrro del Moro.

Desde la etapa 33 disfrutamos de una amplia vista del litoral y del cerrro del Moro. / malaga.es

Un trozo de vereda conecta de nuevo con el carril principal y se llega así a uno de los lugares emblemáticos de la Sierra de Mijas, el puerto de las Grajas, donde existen un hermoso árbol señero conocido como El Pino.

Continuamos el camino y, tras una pendiente muy pronunciada entre abundantes chaparras, alcanzamos el puerto de las Tres Caleras y, poco después un segundo puerto nombrado del Cerial.

Desde esta zona prácticamente arranca la bajada. Rodeada de nuevo de un denso pinar, el paisaje se abre a la costa de Benalmádena mientras va dejando a un lado el tajo de la Sabia y buscando el tajo del Quejigal, uno los escarpes más conocidos de esta sierra.

Tramo entre pinares y vegetación que tapará el olor a chotuno que llevaremos al final de la etapa. Tramo entre pinares y vegetación que tapará el olor a chotuno que llevaremos al final de la etapa.

Tramo entre pinares y vegetación que tapará el olor a chotuno que llevaremos al final de la etapa. / malaga.es

Se cruza por el regajo del Quejigal tras el cual el sendero va tomando altura mientras que la vegetación va sumando especies y ganando en frondosidad y mientras nosotros vamos girando poco a poco hacia poniente.

Finalmente, cruzaremos por el túnel del arroyo Hondo, que desemboca en la zona norte de Benalmádena donde se da por finalizada la etapa 33 de la Gran Senda de Málaga, un camino por redescubrir y volver a descubrir.

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