El autocastigo de Freeland
Tras su mal partido ante el Panathinaikos, el inglés se ejercitó en solitario por la mañana en el Palacio
Joel Freeland tiene una espina clavada ante el Panathinaikos. Por h o por b, sus actuaciones ante el campeón de Europa son pobres. 7.2 puntos, 3 rebotes y 3 de valoración son sus promedios ante el gigante griego en cuatro partidos, cifras empobrecidas por lo que ocurrió el pasado jueves. Numéricamente fue su peor actuación con la camiseta del Unicaja. 1 punto, 3 rebotes y -8 de valoración. Además, la última bola cayó en sus manos y no pudo siquiera generar un tiro forzado porque se le fue al suelo. Casualmente, o no, en todos los partidos ante los de Obradovic ha tenido problemas de faltas. "Freeland es un gran jugador, pero no sólo podemos basar la defensa en él, en Euroliga tiene calidad todo el mundo", decía el maestro serbio tras el partido cuando se le cuestionaba si preparó defensa especial sobre el inglés.
Freeland rumió su decepción durante la noche y la soltó desde pronto. Chus Mateo concedió la mañana libre para que el equipo reposara tras el tremendo esfuerzo ante el Panathinaikos. Pero Freeland estaba a primera hora en el Carpena. Primero, para tratarse de la dolencia en el isquiotibial que le hizo jugar mermado. Después, se regaló una sesión de tiro en el Palacio, quizá buscando las musas que no aparecieron ante el Panathinaikos.
Ante un juego interior de primer nivel, Freeland no encontró su sitio, más allá de la lesión. Los árbitros también le desquiciaron. Pese a sus actuaciones de altos vuelos, no tiene el mismo estatus de estrella que otros. Pero él se reprocha esa salida de los partidos y no quería buscar más excusas. Una sesión de autocastigo. Por la tarde, se entrenó con el resto de compañeros a buen nivel, sin aparentes molestias en la zona dañana.
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