El pasado mes de febrero, José Luis Abós conseguía un hito para el CAI Zaragoza en el Martín Carpena. Eliminaba al Unicaja y llevaba al equipo maño a las semifinales de la Copa del Rey por primera vez desde la refundación del club. El pasado lunes fallecía víctima de un fulgurante cáncer de estómago. En el mundillo del baloncesto se era consciente del avanzado estado de su enfermedad, pero no dejaba de existir una esperanza de curación. Evidentemente, la noticia consternó al vestuario cajista, donde, por ejemplo, Jon Stefansson estuvo las tres últimas temporadas a sus órdenes. "Mi mas sincero pésame a la familia y amigos de José Luis... Descansa en paz, coach. Gracias por los años que trabajamos juntos", decía en su cuenta de Twitter el jugador islandés, afectado por la noticia. Otros ex jugadores cajistas que tuvieron a sus órdenes a Abós mostraron sus condolencias.

"Gracias por todo. Descansa en paz", decía desde Brasil Rafa Hettsheimeir, acompañando el mensaje con una foto de Abós. En la misma línea, Pablo Almazán, que fue entrenado por el maño en el CAI. "Pasa el tiempo. Diferentes personas pero se repite la misma historia y el puto cáncer no se va. DEP José Luis Abós", decía el alero granadino formado en la cantera cajista, que años atrás pasó por un trance similar en la figura del siempre recordado Toa Paterna.

"Ha sido un palo duro, toda la fuerza a la familia", decía Carlos Cabezas de un entrenador que fue importante en su carrera porque en Zaragoza recuperó el paso tras un año duro en Rusia. Un pesar extensible a todo el mundillo del baloncesto nacional, que de manera unánime mostró su pesar por el trágico fallecimiento de un entrenador considerado por todos como, en esencia, "un buen tío".