Para la memoria de los malaguistas el de ayer no era un partido cualquiera. Tras la triste desaparición del CD Málaga, el fútbol no se acabó en la capital de la Costa del Sol. Prueba de ello es la efeméride cumplida en el Coliseum Alfonso Pérez: 700 encuentros oficiales del Málaga CF. Ahí están todas las historias desde que el equipo reiniciara su andadura en Tercera División, las correspondientes liguillas de ascenso, los partidos de Copa del Rey y hasta su presencia europea.

Casualidad o no, en esta cita se dio la convocatoria más extensa de representantes del club en un palco lejos de La Rosaleda. No hubo la tradicional comida de directivas, pero hasta allí se desplazaron seis miembros de la directiva blanquiazul y uno que lo fue, como Luis Yáñez, en el pasado. Abdullah Al-Thani, que viajó al mediodía en AVE con su inseparable Abdullah Ghubn, comandaba la expedición. Fernando Sanz, los consejeros consultivos Francisco Martín Aguilar y José Carlos Pérez y Sandro la completaban. Era la primera visita en partido oficial desde que el jeque lleva las riendas del club. Al-Thani se volvió con un buen recuerdo. De hecho, bajó al vestuario a la conclusión del choque a felicitar al equipo. También se vio por la grada madrileña a Juan Ramón Muñiz, el ex técnico blanquiazul que bien podría recalar en breve en el Tenerife.

Seguramente las vistas de los dirigentes malaguistas se deviaban especialmente en Rubén, por aquello de que debutaba. El tercer guardameta que alinea Jesualdo Ferreira en cuatro jornadas, toda una marca también, demostró que valió la pena insistir en traerle. Acertado siempre que el Getafe le puso a prueba, dio una imagen de seguridad y tranquilidad muy positiva. Si todo va como es de esperar, asegura un buen futuro. Otro de los nuevos volvió a mostrar sus credenciales. Se trata de Rondón, quien marcó por segunda joranda consecutiva. El venezolano, aparte, hace un trabajo portentoso, capaz de desquiciar por su empuje a un veterano como el Cata Díaz.

Ambos forman las aristas de un equipo que, gracias a estar más replegado y a la inclusión de verdaderos centrocampistas en la medualr, el bloque al fin empezó a destacar. Las líneas estuvieron más juntas y solidarias. A los laterales ayer ya no se les dejó tan vendidos. Pasito a pasito, con paciencia. Cómodo, inteligente y matador a la contra se mostró el Málaga, que mantuvo la puerta a cero por primera vez esta Liga, pese al arreón final de los de Míchel. Con lo que llovió por encajar ocho goles en tres partidos.

Otra efeméride es que 45 partidos de Liga después los blanquiazules disfrutaron de un penalti. Como no, Apoño lo transformó. La última pena máxima había sido en el Málaga-Racing de la temporada 08/09. Lo marcó Luque. Era la jornada 35 y ya había llovido. Más de una campaña.