Un domingo cualquiera de mitad de octubre está señalado en el calendario de cualquier atleta popular malagueño. Es el día de la Carrera Urbana, patrocinada por El Corte Inglés y Unicaja Obra Social, que ya es treintañera y goza de excelente salud. 13.000 participantes, 500 más que el año anterior, llenaron de colorido las calles de la capital, los 10 kilómetros que comprende la prueba. Desde adolescentes a pensionistas, un amplio abanico. Con la Minicarrera, de tres kilómetros y que sale desde la Alameda de Capuchinos hasta el final de la prueba grande, como apoyo que se va consolidando.

Cada edición hay novedades. El chip para medir el tiempo o una nueva camiseta que regala Unicaja a todo el que acaba. Pero lo que permanece inalterable es el nombre del vencedor de la prueba masculina. Responde a Javier Díaz Carretero, natural de San Pedro, representante del equipo de su pueblo e internacional por España. Durante el último lustro la prueba le pertenece a él, ha ganado las últimas cinco ediciones. Venció antes en 2002. Seis entorchados que le convierten en el rey de la calle en Málaga. Su crono fue superior al de anteriores ediciones (30:24), pero no obstó para que acabara subido al podio situado en el Parque como ya se ha convertido en costumbre.

Carretero, que pone de esta manera fin a una temporada en la que ha debutado en un gran campeonato, en el maratón del Europeo de Barcelona, rompió la carrera en la rampa de Eugenio Gross, a caballo entre el kilómetro 3 y 4. Le secundó Daniel Pérez (Club Atletismo Málaga), el que más empeño puso en la infructuosa persecución. El joven malagueño se quedó a 20 segundos de Carretero. Tercero fue Christian Benítez, con lo que se calca curiosamente el podio de la pasada edición, puestos incluidos.

En la versión femenina se impuso Esther Hidalgo, granadina que compite con los colores celestes del Cueva de Nerja. Marcó un tiempo de 36:30, por delante de una compañera de equipo, la marroquí Saliha Khaldoun (36:57) y de Susana Segovia (37:13), del CA Torremolinos.

Todo esto, en el plano competitivo. En el lúdico, mucho que contar. 13.000 historias diferentes, 13.000 razones para salir a la calle de forma anónima y afrontar el reto de completar 10 kilómetros. Unos más rápidos, en media hora, otros más lentos, en hora y media. Pero la mayoría con un final feliz, la satisfacción de vencerse a sí mismo y los tiempos de ediciones anteriores, sudar un poco y desafiar al paso de los años.

La prueba sale a las 10:00 desde la Avenida de Andalucía, a la altura de El Corte Inglés. Desde una hora antes ya se ven a los primeros atletas calentando por las proximidades. Algunos cogen sitio en las primera filas para no tener que esperar algunos centenares de metros antes de que la masa avance y se pueda correr. La salida es cuesta arriba, se dobla en la Comisaría con destino a Carranque. Desde allí, Carlos Haya cuesta abajo, otra subida en Eugenio Gross, otra bajada y un tramo de llano hasta La Rosaleda. Subida dolorosa hasta Fuente Olletas que termina de llenar de ácido láctico las piernas y bajada desde allí hasta el túnel de la Alcazaba. Un requiebro para pasar por el Ayuntamiento antes de afrontar la recta final en el Paseo del Parque. Misión cumplida, la prueba está acabada. Una botella de agua, un trago de Coca Cola, otro de los patrocinadores, y la satisfacción del deber cumplido.