Un malagueño en la NCAA

Marco Porcher Jiménez, afincado en Benalmádena desde los 12 años, comenzó la pasada madrugada su andadura en la máxima competición universitaria norteamericana con Fairleigh Dickinson

Marco Porcher posa en una sesión fotográfica.
Marco Porcher posa en una sesión fotográfica.

Marco Porcher Jiménez es hijo de Vincent e Inmaculada, un norteamericano y una cordobesa. Nació en 1992 al lado de la Mezquita y pasó parte de su infancia en Florida. Con 12 años llegó a Benalmádena y aquí fue donde contrajo el virus del baloncesto. Empezó a jugar en el colegio Miramar de Torremolinos y progresó hasta llamar la atención del instituto más prestigioso de Estados Unidos en cuestiones baloncestísticas, Oak Hill. Por allí pasaron Kevin Durant, Rajon Rondo, Brandon Jennings o Carmelo Anthony no hace mucho. Más atrás, Ron Mercer, Rod Strickland o Jerry Stackhouse.

La pasada madrugada, Marco Porcher vivió un día importante en su carrera. Debutó en la NCAA, la tradicional competición universitaria de Estados Unidos. Fue reclutado por la Universidad de Fairleigh Dickinson tras frustrarse la beca con la famosa Georgetown. Una institución más modesta, en el estado de New Jersey. Allí puede compaginar sus estudios de Empresariales con la práctica del baloncesto, algo más complicado en España. "Es el motivo fundamental por el que estoy aquí. La vida en España me gusta más. Por ejemplo, la comida o los amigos son mejores, la calidad de vida es mayor, por lo menos lo que a mí me parece. Pero en temas materiales hay más comodidades que allí, por ejemplo para estudiar. Te facilitan los horarios, hay más flexibilidad para los deportistas", razona Porcher con un español perfecto con un ligero acento yankee, antes de comenzar una dura jornada de clases y entrenamientos. Pasa todos sus veranos en Benalmádena Costa y se considera un malagueño más. De hecho, es el lugar de origen que aparece en la web oficial de su universidad. Él tiene la doble nacionalidad. Aquí permanecen sus padres y su hermana.

Porcher es un escolta-alero de 1.95 metros. Nació el 6 de septiembre de 1992. En Estados Unidos jugaba al béisbol, fue aquí donde empezó a dedicarse a la canasta aunque había antecedentes en su familia. Su padre había jugado y estuvo en las categorías inferiores del Caja San Fernando, pero no llegó a debutar profesionalmente.

Tiene 18 años, por lo que ya es senior a efectos del baloncesto FIBA. Es zurdo, tiene una capacidad atlética notable que le hace ser un buen reboteador y un aplicado defensor. Ha mejorado su tiro. Este verano estuvo en el campus de tecnificación que realizó el Unicaja, con Pepe Laso y Sito Alonso y los técnicos de la cantera de Los Guindos, así como con jugadores que ahora están en el primer equipo, como Rafa Freire. Estuvo varios años en el radar de la cantera cajista, pero prefirió seguir en el Colegio Miramar de Torremolinos, con el que fue campeón andaluz cadete antes de, en 2008, dar el salto a Estados Unidos y apurar allí sus dos últimos años de instituto.

Porcher es hijo de dos baloncestos distintos, el norteamericano y el europeo. "Me sirvió mucho el trabajo de este verano con la gente del Unicaja. En Estados Unidos se valora más el físico, se insiste en el trabajo cardiovascular, las pesas... En Europa se da prioridad al tema técnico y táctico. Aprendí cosas interesantes, creo que enriquece tener las dos visiones y trabajar todo", analiza Porcher, que sueña con jugar en la NBA algún día, pero que no olvida su vida en Málaga. "Fui muchas veces al Carpena con mi colegio, viví aquel año en que se ganó la ACB. Sigo lo que hace el equipo y ojalá pudiera jugar algún día allí con el Unicaja, delante de mis amigos. Sería genial", admite.

No obstante, los pensamientos del joven universitario se centran en acabar sus estudios e intentar mejorar su juego. No tiene malos referentes. "Siempre me gustó la historia de superación de Gilbert Arenas. Nadie creyó en él y acabó siendo una estrella de la NBA. Después, también sigo lo que hacen OJ Mayo (Memphis) y Ray Allen (Boston). Me gusta cómo juegan e intento aprender de sus movimientos", relata Porcher antes de empezar la temporada. Su día a día es ir a clase y entrenar.

La competición llega ya, después de un mes de entrenamientos. Fairleigh Dickinson compite en la Conferencia Noreste (NEC). Es difícil explicar el sistema de competición que rige la competición universitaria, más seguida en ocasiones que la propia NBA. El equipo de Porcher jugará seguro 29 partidos y aumentará la cifra si va progresando hasta llegar al torneo final, con los 64 mejores equipos del país. "Es difícil conseguirlo, pero vamos a intentarlo", dice Porcher.

El primer rival ha sido Stony Brook, el sábado le sigue Albany. Para la semana siguiente queda la visita a una cancha mítica, la de North Carolina. Fairleigh, cuyos jugadores son conocidos como los knights (caballeros), juega en el Stratis Arena, en la localidad Hackensack. Es un equipo en el que Porcher es uno de los cuatro freshman (jugadores de primer año) y que es muy internacional. Hay un checo, un inglés, un danés y un nigeriano, además de Porcher. Mike Scott es la figura del equipo.

Comienza, pues, una aventura ilusionante para Marco Porcher, un malagueño de adopción que explora las Américas. Quizá dentro de unos años se le pueda ver en las pistas de la NBA. De momento, disfruta de una experiencia sin par.

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