TONY ZENET

"No entiendo que una ciudad se abra al puerto y esté lleno de franquicias"

  • Inquieto y experimental, el 'crooner' malagueño apuesta por ciudades con una oferta cultural "autogestionada" y comparte la osadía de Banderas director porque " un artista tiene el derecho a gustar, no la obligación", opina

A las 16:00 su sombrero de ala ancha avisa a lo lejos de la presencia de un tipo diferente. Sentado frente a una copa de licor en la misma plaza donde su admirado Rockberto probaba a cambiar el mundo. A su manera y sin cortapisas. Tony Zenet (Málaga, 1967) se bebe la vida a sorbos, saboreando las esencias de una música que viaja por la necesidad de encontrarse en casa. Cuando este crooner malagueño -la etiqueta le acaba gustando- viaja de Madrid a Málaga, la plaza de San Pedro Alcántara vuelve a ser la Plaza de la mierda. Y el músico entonces abre su mente para disfrutar de una charla que conjuga a menudo la palabra "integración" y que revela definitivamente a un hombre de mundo. " Cada vez que llego un sitio intento integrarme con las cuatro palabras fundamentales: Hola, por favor, gracias y adiós".

-Se encuentra ahora en pleno proceso de grabación de un nuevo disco, ¿qué sensaciones tiene?

-Estamos ahora maquetando porque la maqueta es un acercamiento al disco. Nos sirve para hace luego los arreglos sobre los temas. Si funciona algo solo con guitarra y voz, eso es buena señal. Algunos suenan mucho al sonido de la costa este de los años 50 al estilo Dean Martin con cuatro o cinco metales a la vez. Llevamos ya ocho canciones grabado, y seguimos apostando por la letra del poeta Javier Laguna..

-¿Le preocupa no superar el éxito de Los mares de China y Todas las calles?

-No tengo estrés en ese sentido. No estoy en el punto ese de la falta de ideas ni en el dique seco. Ahora estoy investigando en las armonías de Nueva Orleans, Francia, el tango e incluso tengo una especie de chotis. He descubierto que su armonía tiene mucho que ver con el ragtime de Billy Holiday. En todo el mediterráneo ocurre esto. De Turquía te pasas a Grecia y encuentras el sirtaki, y si sigues te topas con la canción napolitana, y llegas a Lisboa con un fado, que es como una napolitana pero más lenta. Y si lo coges todo lo metes en un barco y te lo llevas a América, en una viaje de ida y vuelta ya tienes todo el amalgama [sonríe].

-Muchos llaman a lo que usted acaba de contar fusión, ¿le gusta el término?

-Bueno, creo que la gente necesita palabras para entenderse y a veces los conceptos se encajonan. Pero en este caso habría que buscar otro término porque fusión es muy genérico. Yo, por ejemplo, lo que hago es volver a los orígenes, tengo una cultura musical en parte anglosajona y que mira más afuera que hacia dentro. Es como los carteles de los festivales de músicas del mundo, cabe desde un jazzero hasta un flamenco.

-¿Lo de crooner andaluz es un traje hecho a su medida?

-Es un honor. Creo que lo dicen por dos cosas, por la pinta que tengo sobre el escenario,voy con un tres piezas y un sombrero, y también por el protagonismo del cantante, con una banda detrás y que está contando una historia además de cantarla. Es un narrador, un maestro de ceremonias.

-Creo que acaba de aterrizar de una de esas experiencias de integración que tanto le gustan...

-Sí, acabo de grabar en Madrid con Negri (Enrique Heredia, de la Barbería del Sur) boleros inéditos de Armando Manzanero junto a Coque Malla, Presuntos Implicados, Calamaro, Bebe, Antonio Carmona, Estrella Morente, Poveda, y yo. Imagínate.

-Con Poveda vivió un auténtico idilio musical al cantar juntos en directo Soñar contigo, ¿nació de la admiración mutua?

-Siempre he sido un admirador suyo. Creo que hoy en el flamenco junto a Carmen Linares y Enrique Morente es uno de los más destacables históricamente hablando. Poveda dice que el bolero que yo canto tiene mucho de flamenco dentro.

-Y usted dice de él que es el Picasso de la música...

-Porque no tiene miedo y es capaz de darle forma a lo que quiere, como Picasso. Yo en ese sentido me siento identificado. Lo que hago lo hago de manera natural porque no se hacerlo de otra forma. Admiro por ejemplo a la gente que hace tango e intento nutrirme un poco de eso, igual con los que hacen flamenco, que junto a la ópera es una de las disciplinas más difíciles de interpretar.

-¿Le respetan los puristas?

-En los círculos de flamenco me quieren mucho, quizás porque ven que mi espíritu es parecido al de ellos, de tirarme al precipicio y entregar el alma.

-Que le premien en la categoría Artista Revelación de la música a los 43 años, ¿le choca?

-No me fastidia, al revés, menos mal que ha sido así. El primer disco lo hice pensando en guardarlo y enseñárselo a mis nietos. Quería cumplir mi sueño, ver hechas esas canciones y nadie me lo iba a impedir, por eso me gasté mis ahorros y cuando ya me quedé sin dinero a mitad del disco me echaron una mano.

-Y para conseguirlo cambió Málaga por Madrid hace ya 25 años, ¿hubiera sido diferente si se hubiera quedado aquí?

-No estoy muy convencido de eso. A partir de un momento determinado de la historia las provincias ofrecen muchas posibilidades. Tengo amigos que han empezado como directores de cine en Sevilla y Málaga y han hecho carreras interesantes. En mi época era normal que cuando terminabas arte dramático buscaras una frontera nueva par nutrirte de nueva ideas, hacer cursos y volver, o no. Depende más de la persona que del lugar.

-¿Se imagina viviendo de la música en Málaga?

-Hoy en día más, a dos horas de tren… Pero yo ya tengo mi vida hecha en Madrid Tengo mi hijo allí, mi casa y mi segunda familia. Aunque mi madre vive en Málaga, y seguimos viniendo de vacaciones. Sueño algún día con tener una casita de estas de aperos y labranzas encima de Chilches o Rincón de la Victoria, mirando al mar. Eso si algún día me puedo comprar cuatro muros, claro, porque que la cosa no está muy boyante [risas].

-¿Qué pesa más en los recortes en cultura, la crisis o un cambio de gobierno hacia la derecha?

-Yo creo que es más profundo que todo eso. Apuesto por las grandes ciudades que tienen una buena oferta cultural autogestionada. En Madrid hay más de 40 salas alternativas. Una vez le escuché decir a Juan Antonio Bardem, un comunista reconocido, que los tiempos en los que el cine debía ser subvencionado se estaban acabando. Tenemos que copiar ciertas cosas de las fórmulas norteamericanas .

-No cree entonces que las subvenciones sean necesarias...

-Al fin y al cabo, no nos engañemos, las subvenciones se las han dado siempre a los mismos, aquí, en Madrid y en todos lados. Convirtamos esto realmente en un negocio, me refiero a vivir realmente de la profesión.

-Para eso ¿no haría falta mayor público asiduo al ocio cultural en una ciudad como Málaga?

-Hay que educar a la gente para que tenga la necesidad de ir al teatro todos los fines de semana, pero eso depende de nosotros, de los artistas. No se le puede obligar a una institución a hacerlo. También hay que decir que las instituciones deberían apoyar un poco el producto de la casa, de la ciudad. Yo echo de menos 20 salas alternativas en Málaga, me parece que hay una o dos.

-En los polígonos ya hay una pequeña red de locales de música...

-Pero yo apuesto por el modelo de ciudad integrada. No me gusta la segregación. Y llevarte toda la cultura afuera para no molestar, eso es una segregación. En todas las ciudades que yo admiro como Berlín, Hamburgo y Múnich la oferta de música en directo es una maravilla, la gente está orgullosa de una oferta diaria nocturna de lo que quieras, y los vecinos saben lo que tienen. Creo en la ciudad como espacio para convivir. En ese sentido, Barcelona nos ha enseñado mucho. Cuando hago bolos te sorprenden ciudades como Burgos o Valladolid, donde te llevan a un sitio a cenar y están cubanos cantando o mexicanos con rancheras y nadie protesta. En Madrid se han cerrado más de 20 garitos, hoy es una de las ciudades más difíciles para vivir. Se está convirtiendo en una ciudad aburrida.

-No tiene nada que ver entonces el color de la gestión política...

-Yo me sentí muy decepcionado en la época de Celia Villalobos cuando se le ofreció Urbanismo a IU y dijo que no porque le parecía un marrón. Me acordaré toda la vida. El urbanismo hace ciudad, civita civitatis, como decían los romanos. Me parece importante que si coges Urbanismo sea para hacer una ciudad habitable, donde haya un ágora para encontrarse, sin gastarse dinero. Para mí eso es ideal.

-¿Y dónde encuentra esa política integradora?

-Hoy se ven muy pocos casos que hacen una política integradora de corazón. Generalmente es coyuntural. Se suelen hacer medidas populistas que parecen progresistas solo para quedar bien ante el electorado. Si le conviene al gobierno de turno lo hará.

-¿Abrir Málaga al puerto puede ser un buen primer paso?

-Se ha abierto el puerto pero con un Muelle Uno lleno de franquicias, no lo entiendo. Vi que hubo una medida muy interesante por parte del Ayuntamiento que pagó a unos chavales para que amenizaran la velada, pero esa no es tampoco una solución. Es más profunda. La ciudad es del pueblo y pertenece al pueblo.

-¿Se olvida a menudo para quién se gobierna?

-Hemos vivido un tiempo en el que ha habido una especie de Ancha es Castilla, todo el mundo ha hecho lo que le ha dado la gana y sin pensar realmente en los ciudadanos. No olvidemos que política viene del griego, es la ciudad la que manda. Tú entregas tu pensamiento y vida por y para el bien de los ciudadanos. Y eso se está olvidando. El caso de Málaga es el mismo que el de otras ciudades.

-¿Qué le queda a la cultura?

-Una sociedad sin cultura en una sociedad muerta. Si das alas a la cultura das alas al pensamiento libre. Y eso a los conservadores siempre les ha dado miedo. Por eso no estoy de acuerdo con quienes mutilan el pensamiento libre. Desde pequeños enseñas a los niños a cuestionar las cosas y a preguntar por qué. Ese es el primer paso para la cultura.

-¿Qué le parece el nuevo rumbo de la SGAE?, ¿alguna esperanza de transparencia?

-Yo he votado al nuevo equipo de Antón Reixa. Me gustan medidas como que cualquier persona que genere con su autoría un sueldo interprofesional mínimo tiene derecho a un voto, antes solo votaban los que generaban mucho. Con Teddy Bautista pasaba que en las votaciones llegaba gente de distintas regiones con delegación de voto y venían con un saco de 250 votos delegados, de tal forma que el poder que tenían cinco o seis autores grandes dirimía una votación. Y me ha gustado mucho la medida de Reixa de rebajarse hasta una sexta parte el sueldo, no los 60.000 pavos que cobraba Teddy Bautista.

-Tuvo un pequeño papel en El camino de los ingleses, ¿le gusta el Antonio Banderas, director que arriesga?

-Me parece que hace un poco lo que quiere y no se arredra. El camino de los ingleses es una apuesta muy personal pero la gente ha sido muy cruel. Un pintor tiene distintas épocas y no tienen por qué gustarte todas. Banderas hizo una especie de poema de su juventud, muy personal y hay que dejarle. Antes hizo Crazy en Alabama y la gente dijo que era un peliculón. El artista tiene el derecho a gustar, pero no la obligación de hacerlo.

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