Málaga

Recuperadores de la tradición del sardinal

  • Tres emprendedores se embarcan en la aventura de volver a construir sardinales

Tras realizar un curso de carpintería de ribera y aprender los fundamentos de la construcción de las barcas de pesca tradicionales de Málaga, José Manuel Montes, Víctor David Gil y José Luis Ortiz, decidieron apostar por rescatar la memoria de los sardinales, unas embarcaciones malagueñas que han caído en el olvido.

Constituidos en la asociación de carpinteros de ribera Stella Maris, estos tres emprendedores comenzaron a investigar sobre este tipo de embarcación, llegando a la conclusión de que los sardinales fueron mucho más abundantes que las reconocidas barcas de jábega. En una proporción de 4 a 1 con respecto a las barcas con artes de jábegas, los sardinales, durante muchas décadas pescando sardinas y boquerones con unas redes denominadas ‘de corte’, fueron las embarcaciones más usadas para la pesca en todo el litoral malagueño.

Con una construcción un tanto anárquica en cuanto a sus dimensiones, los sardinales que por norma general medían 5 ó 6 metros de eslora y desplazaban entre 300 y 350 toneladas, llevaban una vela latina para navegar, además de disponer de varios remos que su tripulantes (entre cuatro o cinco) usaban generalmente para las maniobras.

Recientemente galardonados en Vélez - Málaga con el premio al Mejor Proyecto Empresarial, estos tres malagueños, en breve iniciarán la construcción de su primer sardinal; una obra que realizarán gracias a la ayuda del ayuntamiento de El Borge que las ha cedido un local para comenzar esta aventura.

Con un coste por embarcación que no superaría los 2.500 euros y con la intención de que todos los materiales que se usen para la construcción de estas barcas sean de origen malagueño, la asociación de carpintería de ribera Stella Maris ha apostado por la recuperación de los sardinales.

Unas tradicionales embarcaciones que como seña de identidad, según refieren estos emprendedores, lucían en su casco una línea de color negro en memoria de los pescadores fallecidos en la mar, y que al parecer, es la responsable de que a los malagueños se les denomine como “boquerones”.

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