Málaga

El Ayuntamiento se queda solo ante las críticas a los nuevos chiringuitos

  • Costas revisa el proyecto, la Junta lo llama "aberración" y las asociaciones de vecinos "mamotretos"

El Ayuntamiento de Málaga y los empresarios de playa como autores se quedan solos en la defensa del diseño de los siete nuevos chiringuitos que se están construyendo en la zona de La Malagueta y La Caleta de la capital, y que ha desatado las quejas de vecinos, usuarios e incluso de las administraciones competentes. La Demarcación de Costas, que autorizó en abril de 2010 las concesiones para construir las instalaciones fijas, y la Junta de Andalucía, que dio los permisos definitivos después, muestran ahora sus reparos sobre la imagen que proyectan. Sin embargo, al igual que el Consistorio malagueño, echan balones fuera y alegan que la Ley de Costas no establece ningún requerimiento sobre la estética de las edificaciones de playa y que solamente se tuvo en cuenta que la ocupación de los establecimientos no excedía los 150 metros de cuadrados permitidos y otros 30 metros cuadrados anexos para los baños públicos de cada uno de ellos.

El impacto visual que las nuevas edificaciones están generando en el entorno del paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso se debe, en opinión del presidente de la Asociación de Empresarios de Playas de la Costa del Sol, Manuel Villafaina, precisamente a esta permisividad sobre la ocupación del dominio público marítimo terrestre que no han tenido hasta ahora otros chiringuitos de la capital ni de la provincia. "Es verdad que los servicios colocados fuera están estropeando la imagen de los chiringuitos de esta zona, pero nosotros ya lo advertimos y aún así lo aprobaron por lo que no podemos hacer más", dijo ayer a este periódico el responsable provincial del colectivo, que encargó el diseño de los chiringuitos de la zona a los arquitectos Nieves Pastor y Enrique Martín y que después fue avalado con la aprobación del Ayuntamiento de la capital.

Así lo defendió ayer también la concejal de Playas, Teresa Porras, que reconoció que "si lo aprobamos es efectivamente porque nos parecía bien el diseño", aunque aclaró que ni el área municipal que dirige "ha contratado al arquitecto ni nadie de los que ahora critican alegaron en su momento contra el proyecto pese a que pasó por todos los estamentos oportunos".

Porras abogó por esperar a que termine la obra para valorar el impacto que tendrán los nuevos chiringuitos y defendió que "los que había antes sí que causaban impacto y daba vergüenza entrar en ellos". Sin embargo, los nuevos establecimientos del paseo marítimo del litoral este no son del agrado ni siquiera de la totalidad del equipo de gobierno del PP. Su tamaño excesivo y su impacto visual fueron objeto de discusión en una de las últimas juntas de gobierno local.

"Algunos ayuntamientos están acertando con el diseño, como Marbella, y otros no, pero lo que está claro es que en ningún municipio se han hecho aberraciones como ésta". Así de contundente se mostró al ser preguntado el delegado provincial de Agricultura, Pesca y Medio Ambiente, Javier Carnero, cuya administración tiene las competencias en materia de concesiones en el dominio público marítimo desde el 1 de abril de 2011 y que aseguró que "nosotros no podemos meternos en el diseño". No obstante, antes de que empezaran las obras en octubre del año pasado, envió un escrito al Ayuntamiento de Málaga con las actas de replanteo en el que advertía de que las terrazas proyectadas en la parte superior de los edificios serán "espacios impracticables y no utilizables" y reiteró la exigencia de "reducir la altura de la chimenea sobre la cota de la cubierta", algo que no se ha hecho.

También la Demarcación de Costas obligó al Ayuntamiento de Málaga a acotar el perímetro de la ocupación de la playa durante la obra por ser "excesiva" y ha requerido a la Junta de Andalucía un informe sobre las modificaciones que se hayan hecho en el proyecto con respecto al original que se aprobó en 2010.

Tampoco las federaciones de asociaciones de vecinos se muestran favorables con los nuevos chiringuitos. El presidente del colectivo Unidad, Ramón Carlos morales, aseguró que "no me parece razonable lo que se ha hecho" y criticó que los chiringuitos "incumplen la norma más elemental que es la del sentido común". Antonio Fuentes, el presidente de la federación vecinal Civilis, por su parte, aclaró que "sobre gustos no hay nada escrito", si bien insistió en que a su juicio "son un mamotreto que rompen con la armonía y el entorno".

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