EL mar es, junto al sol y el viento, la tercera gran fuente de energía renovable. Las olas, las mareas, las corrientes marinas, la diferencia de temperatura entre la superficie y los fondos, y la salinidad del agua son los elementos sobre los que se investiga y desarrollan aplicaciones en la búsqueda de alternativas a los combustibles fósiles.

La Universidad de Málaga, a través del grupo de Mecánica de Fluidos que dirige el catedrático Ramón Fernández Feria, aborda la última etapa de un proyecto financiado con cargo al plan nacional de I+D para determinar por una parte de qué manera se pueden hacer las instalaciones submarinas para extraer el mayor rendimiento posible a la energía producida por las mareas y, por otro lado, establecer el impacto ambiental que generan.

El equipo formado por cuatro profesores y dos doctorandos, que realizan su tesis precisamente en este campo, analizan cómo se pueden colocar en el fondo marino lo que denominan estelas de velas (o sea placas) para que capten mejor las corrientes de agua. Este estudio del comportamiento aerodinámico de las álabes, dependiendo de los ángulos y distancias en las que se instalan, se ha realizado tanto a través de análisis numéricos como a través de experimentos en el túnel de viento instalado en uno de los laboratorios de la Escuela de Industriales. La conclusión es que la potencia puede variar hasta en un 50% en función de cómo se instalen estos dispositivos.

La segunda parte del proyecto, que es la que está pendiente de terminar, pretende ver cuál es el impacto que tienen esos dispositivos en el medio marino. Las placas al girar empujadas por las corrientes que generan las mareas levantan o retienen arena, en definitiva, inciden en la erosión y en la suspensión de los sedimentos.

Aunque el proyecto comenzó formalmente en 2010, el grupo de Mecánica de Fluidos (www.fluidmal.uma.es) inició esta línea de investigación en 2009 gracias a un contrato de I+D firmado con la empresa Enerocean, fundada por el ex alumno de la Escuela de Industriales de Málaga Pedro Mayorga. Esta firma tecnológica, a su vez, colaboraba con la noruega Tidal Sails, especializada en la generación de energía a partir de las mareas, y pretendía buscar soluciones que mejoraran la producción de energía.

Ramón Fernández Feria recuerda que la energía mareomotriz, en realidad, es una vieja desconocida. Ya en el año 1966 el general de Gaulle inauguró en Rance (Bretaña francesa) una instalación que todavía hoy suministra la electricidad que consumen 223.000 habitantes de la zona. El sistema consiste simplemente en utilizar la marea para llenar y vaciar una presa y producir así energía.

Desde aquella vieja solución, la tecnología ha evolucionado con rapidez. En la actualidad, son los países del norte de Europa (Noruega, Dinamarca y Reino Unido) y menor medida Estados Unidos, Japón y Canadá los que más exploran soluciones vinculadas con la energía producida por las mareas oceánicas. La Asociación de Productores de Energías Renovables de España destacan el potencial que tienen en España las costas cantábrica, atlántica y canaria en la explotación de las diferentes fórmulas que existen en el campo de las energías marinas.