"El tranvía tendrá que parar en los semáforos; tendrá que parar para recoger a los niños atropellados". La sentencia fue pronunciada ayer por el principal asesor en materia de grandes infraestructuras del Ayuntamiento de Málaga, Francisco Ruiz, en el marco de unas jornadas organizadas por la Academia Malagueña de Ciencias sobre el presente y el futuro del ferrocarril en la provincia. El grosor de la afirmación, con la que buscaba justificar una reducción en la velocidad comercial de los trenes, gana en gravedad en el contexto de un debate altamente polarizado sobre la manera en la que los trenes del Metro deberán atravesar la Alameda Principal y el Paseo del Parque y en el que el equipo de gobierno del PP, con su alcalde, Francisco de la Torre, al frente se han posicionado en favor de hacerlo bajo tierra. Una apuesta en la que emplean incluso como argumento a su favor el riesgo que el paso a ras de calle tiene para los peatones.

Las tesis esgrimidas en los últimos meses por los responsables municipales fueron asumidas ayer por Ruiz en su conferencia, al apuntar que ejecutar el tramo Guadalmedina-Malagueta de otro modo que no sea bajo tierra "hipotecaría" el futuro de la ciudad y la posibilidad de que algún día pueda ser ampliado el trazado del tren de Cercanías hasta la Plaza de la Marina, demanda histórica del regidor del PP.

"Espero que el tramo en superficie de la Universidad sea el único que tenga el Metro", expresó ante el auditorio. Ante los asistentes, se preguntó si en este momento, después de que se hayan invertido 560 millones de euros en el proyecto y de que las líneas 1 y 2 del trazado hasta Renfe alcanza el 90% de ejecución, "¿vamos a cambiar el sistema? Málaga dirá".

Incluso, con los documentos oficiales aprobados en su día por la Junta de Andalucía, detalló que tanto los estudios informativos como los proyectos constructivos posteriores fijaban la construcción de un túnel para recorrer la distancia entre la estación Guadalmedina, en las cercanías de El Corte Inglés, hasta la parada proyectada en La Malagueta.

En la línea de lo que viene argumentando el experto asesor de De la Torre desde hace años, cuestionó el motivo de que no existan estudios que dibujen el escenario ferroviario futuro de la capital y su entorno metropolitano, incluyendo no sólo el ferrocarril urbano y el Cercanías, sino también el futuro tren litoral y cómo éste deberá pasar de la zona Este de la Costa del Sol a la Oeste.

A la visión pro soterramiento del Metro en la Alameda opuso su idea de intervención el arquitecto y concejal del PSOE Carlos Hernández Pezzi. Antes que Ruiz se dirigió a los asistentes para subrayar las bondades de una iniciativa a la luz del día, a modo de ejemplo de una nueva manera de entender la movilidad en la ciudad. "El tranvía es una maravilla, es lo más parecido a la movilidad peatonal y ciclista, a movernos como en nuestra casa", dijo Hernández Pezzi sin dejar dudas sobre su apuesta por el Metro en superficie. El edil del grupo municipal socialista del Ayuntamiento alertó de la polarización de un debate en el que parece que quien está a favor del tranvía está en contra de Málaga. "No es una solución disparatada, pero sí más blanda de lo previsto y eso parece que produce el agravio de que se ocupa el suelo con un tranvía, cuando en realidad lo desaloja; los que ocupan son los coches", añadió el urbanista.

Hernández Pezzi, que abogó por un Metro que tendría que haber sido plenamente en superficie desde su origen, alertó sobre la necesidad de analizar las consecuencias de errar en la decisión que se adopte, especialmente en la materia económica. "Si nos empeñamos en hacer el tramo soterrado hay que saber cuánto cuesta de más, qué rentabilidad tiene y qué tiempo tardará", expuso, al tiempo que ensalzó la "valentía" mostrada por la Consejería de Fomento del Gobierno andaluz "al plantear un debate que se tendría que haber abierto hace diez años".