Isofotón ha llegado a su fin tras ir desintegrándose poco a poco en el último año y medio. La empresa presentó ayer por la mañana en el Juzgado Mercantil número 2 de Málaga su solicitud de liquidación, lo que implica su desaparición como sociedad después de 33 años de historia. Concluye así una aventura que arrancó en 1981 de manos de un proyecto universitario en la UMA y que consiguió vender células fotovoltaicas en más de 60 países, con etapas de luces y sombras.

Fuentes de la compañía indicaron que en estos últimos meses -Isofotón fue declarada en concurso de acreedores en junio- han mantenido conversaciones con representantes de la empresa china Suntech y de la italiana Pufin Power para vender la unidad productiva (naves, maquinaria...) que no cristalizaron. Sobre la mesa también está una oferta en firme de varios ex directivos y ex trabajadores de Isofotón para quedarse con ella. "Ha habido ofertas pero no eran razonables como para aceptarlas, por lo que ni siquiera se ha llegado a someter a los acreedores", explican.

Una vez cerrada la fase común -definir exactamente la deuda de la empresa y sus acreedores- había dos opciones. Intentar llegar a un acuerdo con los acreedores y firmar un convenio o liquidar la empresa. Afirman que las ofertas que han llegado "no han sido atractivas" pero, además, eran por la unidad productiva y, de venderse, Isofotón no tendría medios para generar recursos y pagar sus deudas. "Si tuviéramos la expectativa de poner la fábrica en marcha y generar tesorería hubiéramos hecho la propuesta de convenio, pero eso no es compatible con la venta de la maquinaria y se ha llegado a la liquidación", apuntan.

Una vez presentada la solicitud, los administradores concursales tendrán unas dos semanas para evaluar la liquidación y la jueza dictará un auto abriendo la fase de liquidación en los próximos días. Se disuelve la sociedad, pero eso no quiere decir que alguna empresa interesada no pueda quedarse con la marca y con su unidad productiva. Un grupo de ex directivos y ex empleados de Isofotón presentó una oferta de compra en el Juzgado Mercantil el pasado 8 de abril por 35 millones de euros, de los cuales 29 millones irían a la Junta de Andalucía como principal acreedor y otros seis al resto. Se agruparon en una sociedad laboral llamada Sunrise Power y presentaron un plan de negocio que preveía producir 60 megavatios al año, dedicarse a la exportación y a la creación de aplicaciones fotovoltaicas. Marco Aceña, ex director financiero de Isofotón y uno de los impulsores de Sunrise, destacó ayer que contaban con la liquidación de la compañía y que su oferta sigue en pie. "Posiblemente haya que modificar algo porque la presentamos en fase común y ahora estaríamos en liquidación, pero sería un tema puramente técnico", explicó. "Ahora lo que estamos esperando es que la jueza valore nuestra oferta, ajustar la vista y ver si se puede llevar a cabo o no", añadió.

Ahora el escenario cambia. Se abre un periodo de subasta por los activos que pueda tener la compañía, que son básicamente sus naves, la maquinaria y una marca conocida a nivel internacional. Es muy probable que, al estar en liquidación, pueda haber empresas interesadas intentando llevarse estos activos a precio de ganga.

El pasivo de Isofotón está en torno a 200 millones de euros y hay 1.500 acreedores. En el informe de la administración concursal había 374 folios con nombres de acreedores entre los que se encontraban la Junta, el Ayuntamiento de Málaga, varios bancos, pymes, taxistas... La inmensa mayoría se quedará sin cobrar.