En las últimas semanas, cuatro grandes yates se han dejado ver por las aguas del puerto. Octopus (126 metros de eslora), Mayan Queen (92 metros), Azteca (72 metros) y Lady M. (65 metros), son la primera avanzadilla de barcos privados que atracan este año en los muelles malacitanos en la temporada estival.

Clasificados oficialmente como buques civiles de recreo, estos yates, que deben superar para obtener esta denominación los 24 metros de eslora, conforman un muy atractivo y rentable negocio para el puerto y las empresas consignatarias que gestionan sus respectivas escalas.

En función de la lámina de agua que ocupan estando atracados (la fórmula multiplica la eslora y la manga por una tarifa prefijada), estos megayates, pagan diariamente de media entre 800 y 1000 euros; cifra que puede incrementarse en unos 300 euros por tasas y complementos.

Y aunque estos números tal vez sean poco significativos para los propietarios de estos superyates, la cuenta de atraque, se ve incrementada por las muchas y muy diversas peticiones que los consignatarios de estos barcos atienden en cada una de estas escalas. Además de las habituales provisiones y pertrechos, requerimientos tales como el alquiler de coches de alta gama o reservas en restaurantes, constituyen algunas de las demandas más frecuentes cada vez que uno de estos barcos atraca en el puerto. Todas estas peticiones convierten a las visitas de estos yates en un bocado apetecible según refieren varias de las empresas consignatarias preguntadas por este diario.

Ante estas circunstancias, y teniendo en cuenta que el puerto dispone de dos líneas de atraques (las correspondientes a los muelles uno y dos), idóneas para este tipo de grandes yates, las posibilidades que generan estas escalas constituyen un verdadero filón que habría que potenciar.