... Y tonos grises para unas estaciones sin recovecos

A unos 12 metros de profundidad, el viajero se topa con las vías del tren

La tonalidad grisácea predomina en lo que en pocos se convertirá en una especie de sala de espera para los usuarios del Metro, un espacio subterráneo sin recovecos, en la búsqueda de que el viajero se sienta seguro. Son 12 las estaciones subterráneas con las que inicialmente contarán las líneas 1 y 2 del Metro, una de ellas, El Perchel-María Zambrano, compartida. A éstas habría que sumar las cinco paradas que el suburbano realizará en superficie.

La boca de acceso al Metro, que se convierte en el primer encuentro con la infraestructura, consiste en unos recintos cubiertos, con forma de templete, formado de vidrio y acero inoxidable. Cada una de ellas cuenta con un monolito de señalización exterior, con iluminación para facilitar la localización. El suelo, de terrazo compacto, continúa en la tonalidad de grises del resto de elemento, al igual que los encaminamientos, en gris antracita.

La longitud media de las estaciones es de 86 metros y la anchura de 16. A 5 metros de profundidad, el viajero accede al vestíbulo y es a los 12 metros cuando encuentra las vía del tren, el andén. Las paredes en la parte del vestíbulo están compuestas de un paramento inferior de unas placas de vidrio laminado que alcanzan hasta 1,8 metros de alto. Destaca que al ser laminado es imposible su caída en caso de rotura. Sobre estas placas luce una banda luminosa donde se estampa el nombre de la estación. Además del gris, los matices verdes está presentes el logo de la Junta.

Las paredes del andén están integradas por un aglomerado con base de cemento con propiedades de absorción del ruido y los techos están acabados en hormigón y pintados en una tonalidad oscura.

Entre los elementos que componen las estaciones están el puesto de control local, dos escaleras eléctricas reversibles y una pedestre, un ascensor y máquinas expendedoras adaptadas a personas con movilidad reducida. Las estaciones han sido diseñadas para garantizar la seguridad de los viajeros, por lo que en cada una de ellas se han evitado los recovecos, una ausencia de ángulos muertos que se complementa con sistema de vigilancia de cámaras de seguridad.

La estación de La Unión presenta una curiosidad, pues se ha realizado en un doble nivel y los viajeros accederán por uno u otro en función de la dirección.

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