La venta de vivienda a extranjeros no residentes se dispara un 45%
Británicos y nórdicos lideran el mercado y empiezan a preguntar los chinos y canadienses
Los extranjeros no residentes están confiando otra vez en la Costa del Sol para adquirir una vivienda. Según los datos de notarías aportados ayer por el presidente de la Diputación de Málaga, Elías Bendodo, y el presidente de la Asociación de Constructores y Promotores de Málaga, José Prado, en el primer semestre se vendieron en la provincia 4.739 inmuebles a foráneos que no residen de forma habitual en Málaga, lo que supuso un aumento del 45% respecto al mismo periodo del año anterior y la cifra más alta desde antes de la crisis.
En estos momentos, casi una de cada dos viviendas que se venden en la Costa del Sol son compradas por extranjeros no residentes, siendo los británicos y los nórdicos los que encabezan el mercado. Prado destacó ayer el crecimiento de clientes procedentes de Bélgica, Holanda y Luxemburgo (Benelux), así como de los rusos, que representaron una cuota de mercado del 3% pero que, según el presidente de la ACP, "podría haber sido el doble si no hubiera sido porque Putin ha restringido la salida de inversiones".
Al margen de esos mercados, los promotores destacan que hay un interés creciente por parte de los chinos y los canadienses. Sus volúmenes de compra son aún muy bajos, "pero ya hay intermediarios que se están interesando". La cuota de los árabes es, sin embargo, "inapreciable" pues representa menos del 1% del total de las ventas.
Los británicos son los que más compran, pero los que menos gastan. Según Prado, invierten en torno a 150.000 euros por vivienda, un volumen similar al de los alemanes, mientras que los nórdicos y el Benelux está en torno a 170.000 euros "y los rusos no compran nada por debajo de 300.000 euros".
Málaga es la segunda provincia española, tras Alicante, con mayor número de venta a extranjeros no residentes. Los datos son satisfactorios aunque hay algunos nubarrones en el horizonte que podrían complicar el futuro. Prado denunció que "la ley 7/2012 sobre blanqueo de dinero pone muchas cortapisas a los inversores extranjeros hasta el punto que un jubilado que quiera comprar un piso en Málaga tiene problemas terribles incluso para poder abrir una cuenta bancaria, mientras que en Portugal no les van a cobrar impuestos durante 10 años". Los promotores han expuesto este riesgo en el Congreso de los Diputados y están a la espera de una solución, pues ya hay muchos inversores que, en lugar de venir a España, están comprando casas en el Algarve. Los alemanes, por ejemplo, están apostando por este destino por esas facilidades y porque aún tienen temor por todo lo acontecido con la operación Malaya.
Por otra parte, la demanda nacional también está creciendo, aunque está copada principalmente por personas de otras provincias andaluzas y españolas que tienen ahorrados unos 100.000 euros y que están comprando inmuebles por ese precio en la costa con la intención de alquilarlos. Les sacan una rentabilidad en torno al 5% mientras que los bancos apenas dan ahora un 1%. La compra local no especulativa, por ahora, está parada. Prado lo achacó al 30% de paro, que roza el 50% entre los jóvenes, las dificultades para obtener un crédito y el alto interés de los mismos.
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