El PSOE ha sacado el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) a la calle y lo ha puesto a disposición de los vecinos. Ayer, miembros del grupo municipal socialista se citaron en la playa de Guadalmar, los Baños del Carmen y El Palo para explicar las modificaciones que el plan plantea en cada una de las zonas y continuar recabando apoyos contra el proyecto de urbanización de Arraijanal, en Guadalmar. Ya tienen más de 7.000 firmas de rechazo a la urbanización de "la única playa virgen que queda en Málaga" y que plantea la construcción de hoteles en primera línea de playa, una promoción de 664 viviendas y edificios de uso empresarial y comercial.

La batalla emprendida por el PSOE para salvar este paraje ubicado a escasos metros del paraje natural en la desembocadura del río Guadalhorce comenzó el pasado 25 de julio y ya ha pasado por una decena de puntos.

El portavoz del grupo municipal socialista, Rafael Fuentes, valoraba ayer la predisposición de los vecinos. "Está siendo muy interesante porque notamos el apoyo de los vecinos a esta causa; el rechazo al proyecto es casi unánime: nueve de cada diez vecinos están firmando y mostrando su apoyo a la campaña ", dijo Fuentes.

En la playa de Guadalmar estuvieron ayer una veintena de militantes y de voluntarios de Juventudes Socialistas al frente de la campaña 'Málaga se vende. Razón al Ayuntamiento'. Sólo en las primeras horas de la mañana, la comitiva había conseguido 600 firmas.

Además, el grupo socialista refuerza desde ayer la campaña con cortes informativos en radio y una pancarta aérea que recorrerá las playas de Málaga, dirigida por una avioneta.

Esta campaña estaba planeada para ayer y hoy, pero el grupo municipal estudia prolongarla durante la próxima semana.

Esta mañana, el PSOE está en el rastrillo de Martiricos. Ésta fue la zona de Málaga que más alegaciones presentó al PGOU en su período de exposición pública en 2006. El PGOU preveía la construcción de tres torres de pisos y oficinas con una altura de 20 plantas frente a los bloques de Doctor Marañón. En la nueva propuesta, las tres torres quedan reducidas a dos, aunque de 30 plantas y se colocan junto al eje del Guadalmedina, más lejos de los bloques que habían manifestado su malestar.