Málaga

El primer 'sí quiero' con fe de notario

  • Desde finales de julio, la nueva Ley de Jurisdicción Voluntaria permite a estos profesionales oficiar bodas Jamal y Fátima, una de las primeras parejas en celebrar estos enlaces en Málaga

Unas flores colocadas cuidadosamente sobre la mesa dan calor a la sala en la que está previsto que se celebre la unión. Todos están expectantes, a la espera de que aparezcan los protagonistas, que llegan puntuales, juntos, acompañados por sus amigos más cercanos, y con el nerviosismo propio de la cita. Ella sin saber ni cómo sostener el ramo en sus manos; él, aparentemente más tranquilo, despeja las dudas dando muestras públicas de su inquietud: "claro que estoy nervioso", dice. "Pero ella más", bromea después, a lo que ella asiente, riendo. Jamal y Fátima, de 41 y 36 años, fueron ayer una de las primeras parejas en inaugurar las bodas ante notario en Málaga, abriendo un nuevo capítulo en la historia de estas celebraciones.

"El lugar es lo de menos, lo importante somos nosotros", dicen ambos, marroquíes de origen, que cuentan que después de un año de relación decidieron sellar su vínculo, pasando a ser marido y mujer, para poder convivir como una verdadera pareja. El encargado de legalizar la unión, elegido expresamente por los contrayentes para oficiar la ceremonia, fue Ramón Blesa, de la notaría Blesa y Chaves, donde ya se celebró otro enlace en agosto. Pudo hacerlo gracias a la nueva Ley de Jurisdicción Voluntaria, que entró en vigor a finales de julio, una norma que permite a estos profesionales celebrar matrimonios y, también, tramitar divorcios.

Jamal y Fátima se conocieron cuando ella llegó a España, desde Tetuán, para trabajar como empleada del hogar. "Fue a través de una amiga en común", matiza Jamal, que recuerda que se fijó en ella desde el primer momento. "Fue un flechazo", apunta uno de los dos testigo de la boda, amigos del novio. "Desde el principio fue todo muy bien, me quiere mucho, hay mucho cariño, me cuida y me ayuda", afirma Fátima. Para Jamal, que lleva en Málaga 12 años, donde se gana la vida como autónomo en la venta ambulante, este es su segundo matrimonio. Hace cinco meses que obtuvo el divorcio de su primera mujer, con la que ya hace años que no convive. La separación se produjo mediante un procedimiento express para poder celebrar su boda con Fátima cuanto antes.

Ni ella ni él conocen aún en persona a los padres del otro, aunque mantienen constante contacto por teléfono y skype. De hecho, una de las razones de la pareja para casarse de esta manera ha sido la rapidez y agilidad que una notaría confiere a todos los trámites necesarios. Querían viajar a su país coincidiendo con la Fiesta del Cordero. "Ella es muy religiosa, y por respeto a su familia, sus padres y sus abuelos, querían ir juntos a Marruecos ya estando casados", explica Gabriel, uno de los dos testigos de la boda, amigo de ambos.

Precisamente fue él la persona que les habló de la posibilidad de celebrar el enlace en una notaría, para no tener que esperar listas de espera interminables en el Registro Civil o emprender una búsqueda tortuosa por todos los ayuntamientos de la provincia. "En el juzgado nos dijeron que no nos podían dar fecha por lo menos hasta diciembre o enero", afirma Jamal, que asegura que en el notario estuvieron en disposición de casarlos en 48 horas. "Dos días han pasado desde que recogimos el expediente matrimonial firmado por el juez, hasta que se ha celebrado la boda", precisa Gabriel, que les ha ayudado en todo el papeleo.

En las bodas ante notario lo único a lo que obliga la ley es a la lectura del expediente matrimonial en el que el juez acredita la inexistencia de impedimentos para celebrar el enlace, y de tres artículos del Código Civil (el 66, 67 y 68), sobre los deberes y obligaciones de los cónyuges. El resto queda a elección de los contrayentes, incluido el lugar, ya que existe la posibilidad de que el notario se desplace para oficiar el enlace. Esta fue una ceremonia sencilla e íntima, pero alejada del tópico de frialdad que envuelve a todo acto notarial.

Al inicio de la misma, el oficiante dedicó unas palabras a los contrayentes, a los que deseó que "el importante camino que inician juntos les llene de felicidad y disfruten de una larga vida de enamorados". "El amor les ayudará a superar todas las dificultades y momento difíciles que con seguridad se les presentarán a lo largo de su vida en común, pero que sabrán superar con el cariño y entrega mutua", agregó. A esto le siguió, como en cualquier boda, la esperada pregunta a los novios, para que manifiesten que consienten en contraer matrimonio, el beso y las alianzas, y un emotivo discurso de uno de los padrinos. Ya fuera de allí, todos juntos celebraron la boda con una comida, pero sin la estampa de decenas de personas, unas conocidas y otras simplemente curiosas, lanzando arroz y pétalos a los novios a las puertas de la notaría. Eso vendrá después. El exorno y el boato lo reservan para cuando estén con sus familiares y amigos en Marruecos. Una vez allí festejarán su matrimonio según el rito religioso musulmán, una celebración de tres días, con cientos de invitados. Hasta entonces tendrán que ahorrar para costear tal evento. "Es una fiesta para la novia", dicen y será como casarse dos veces. "Pero la importante es esta", aseguran.

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