Educación

Iluminar el camino del aprendizaje

  • La ONCE, gracias a un convenio con la Junta, guía en su integración en el aula a 289 estudiantes con deficiencia visual, 46 de ellos ciegos totales Con material adaptado y apoyo siguen el ritmo.

Tiene un carácter y una resolución que muchos envidiarían. Es sociable, inteligente y terriblemente encantadora. Tanto que el tiempo vuela escuchando sus explicaciones, observando como habla sin atisbo de autocompasión de los límites que sus nervios ópticos le impusieron al nacer. Se llama Lorena Oliver, tiene 12 años y cursa sexto de Primaria en el colegio Sagrada Familia El Monte. Es ciega total pero está integrada en un aula ordinaria en la que aprende al ritmo de sus compañeros. Ella es una de los 289 alumnos, 46 de ellos ciegos totales, que la ONCE guía en sus estudios gracias a un convenio con la Junta de Andalucía.

"Sé que es importante estudiar y tener una carrera", piensa Lorena, que no cree que su ceguera sea un freno aunque reconozca que "las Matemáticas en braille son más difíciles que en tinta". Le encanta la asignatura de Lengua, "los verbos y los análisis sintácticos", dice. También Naturales. Unos le dicen que estudie Derecho, otros que Traducción o Fisioterapia, aunque ella todavía no lo ha decidido. Lo que sí tiene claro es su deseo de seguir en el instituto y luego en la universidad. Con su libro de braille y sus materiales adaptados, con las explicaciones a viva voz de sus profesores, los manuales que escucha por un reproductor, su portátil y las máquinas perkins para poder escribir, Lorena va desarrollando su actividad educativa junto al resto de alumnos. Una maestra de la ONCE, María Victoria Patrico, acude a su colegio tres veces a la semana para ayudarla.

Esta docente forma parte del equipo específico de la ONCE y Educación. Son maestros con formación específica en distintos campos, en comisión de servicio convocada por la Administración. En Málaga lo componen 16 personas repartidas por toda la provincia. "También aportamos técnicos de rehabilitación, psicóloga y trabajadora social e instructores tiflotécnicos -es decir tecnología aplicada a deficientes visuales-", explica Marcelo Rosado Carrasco, jefe de Servicios Sociales de la ONCE y coordinador del equipo de atención a este alumnado.

"A estos niños no sólo les hacemos un seguimiento educativo, sino que también pretendemos dotarlos de autonomía, de habilidades para su vida diaria, intentamos que sean capaces de ducharse o vestirse por sí mismos, de cruzar solos una calle", expone Rosado Carrasco. El equipo multidisciplinar se reúne una vez al mes para exponer temas comunes y la posible solución a los conflictos que plantea el día a día de estos menores. "Nuestro objetivo es que los alumnos estén plenamente integrados en el aula como los demás", afirma el jefe de Servicios Sociales de la ONCE.

En un 27% de los casos la ceguera se encuentra relacionada con una polidiscapacidad. Esos escolares están en aulas específicas. El resto, se encuentran en clases ordinarias. Del total, 70 están en Primaria, 56 en Secundaria y 15 en Bachillerato. "Estos niños necesitan tanto recursos materiales como humanos", apunta Marcelo Rosado. El maestro del aula es el responsable de la parte curricular y el de apoyo se encarga de que el alumno tenga su material adaptado y pueda desarrollar su actividad con normalidad, es el nexo de unión entre el tutor y el alumno. "No cabe la improvisación en estas clases porque los exámenes, las fichas, todo tiene que estar adaptado, tienen que hacer partícipe al alumno ciego", dice Rosado.

Y Lorena certifica que en su caso es así. También habla maravillas de lo bien acogida que se siente en clase. Sus compañeros, por turnos de lista, la guían cada semana. Pero su profesora de Educación Física está empeñada que conozca el centro tan bien como su casa. Así ganará esa independencia con la que sueña. No le queda mucho a esta luchadora para conseguirlo.

Orientación y servicio bibliográfico

La orientación al alumno y a su familia es una parte clave en el trabajo de la ONCE. Se realizan atenciones directas y seguimientos mensuales o trimestrales, según sea el caso. La periodicidad con la que los maestros de apoyo visitan el aula es mucho mayor cuando los niños son más pequeños y necesitan establecer su sistema de lectoescritura. "Cuando van haciéndose mayores nos vamos retirando porque intentamos no hacer una labor asistencial, sino enseñarlos a ser autónomos", explica Marcelo Rosado y subraya que los alumnos universitarios (son 17 en Málaga) ya tienen una atención a demanda, "si tienen problemas nos llaman". La ONCE cuenta con un servicio bibliográfico y en junio los centros les pasan la relación de libros del próximo curso para que puedan ser adaptados. Algunos niños, los que tienen hasta un 30% de visión, pueden superar barreras con letras más grandes o una tele lupa. Otros requieren una actuación mayor. Pero el caballo de batalla de la entidad sigue siendo la sobreprotección familiar.

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