Málaga

El Metro, con el agua al cuello para llegar al Centro en el verano de 2018

  • El retraso en la licitación del tramo de El Corte Inglés, pendiente de la autorización del Consejo de Gobierno, resquebraja la posibilidad de que Fomento cumpla este compromiso

El cumplimiento del compromiso asumido por el consejero de Fomento, Felipe López, para que los trenes del Metro lleguen al centro de Málaga en el verano de 2018 empieza a agrietarse. El semáforo para que la Agencia de Obra Pública de Andalucía pueda impulsar el proceso de licitación y posterior contratación de las obras de construcción del tramo Renfe-Guadalmedina pendiente de culminar sigue apagado. El arranque de la iniciativa sigue pendiente de que el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía autorice el gasto necesario para el desarrollo de esta parte de la infraestructura ferroviaria, estimado inicialmente en 23,59 millones de euros (incluido el IVA).

El ente autonómico, reunido ayer, volvió a no incluir entre sus decisiones el aval a esta actuación, lo que implica la acumulación ya de casi cuatro meses sin que se avance en una cuestión clave para la culminación del suburbano. Las primeras previsiones temporales para la licitación de estas obras se apuntaron para el pasado mes de junio; tiempo después se habló de septiembre. Ahora, oficialmente en Fomento se alude a que el proceso de autorización tendrá lugar este mismo mes, si bien no se especifica a qué altura del mismo.

La demora tiene especial trascendencia porque sigue acortando una cuenta atrás de por sí más que ajustada en el tiempo. Fomento está hoy por hoy con el agua al cuello para poder cumplir con la fecha de verano de 2018, calendario en el que debe ser posible que el usuario del Metro alcance la estación Atarazanas, en la Alameda Principal.

Para que este hito se cumpla conforme a lo previsto es indispensable la terminación de la infraestructura que se dejó pendiente de terminar la anterior adjudicataria del tramo, Grupo Ortiz. Y para eso restan, contando desde hoy, unos 23 meses. Un intervalo de tiempo que incluye un proceso enteramente administrativo, correspondiente a la necesaria licitación, periodo de presentación de ofertas (al menos 52 días), el estudio de las mismas y posterior adjudicación.

Fuentes conocedoras de este procedimiento, admiten la posibilidad de que el mismo se prolongue del orden de cuatro meses, lo que aplazaría al menos a marzo cualquier reactivación de los trabajos. Ello dejaría esta particular cuenta atrás en año y medio, siendo 22 meses el plazo marcado en el proyecto de terminación del tramo Renfe-Guadalmedina. Bien es cierto, que en Fomento se parte de la idea de que las empresas que formulen sus propuestas rebajarán el tiempo de obra.

El problema es que incluso en ese supuesto, cualquier imprevisto en el desarrollo de los trabajos o del proceso administrativo, daría al traste con las mejores previsiones de la Administración regional. A ello hay que sumar que la parte objeto de concurso se ciñe exclusivamente a la infraestructura y reurbanización, quedando pendiente para los próximos meses la contratación de las tareas correspondientes a las comunicaciones, sistemas y arquitectura de este mismo tramo, con casi un kilómetro de longitud. La parte de la señalización ferroviaria está en manos de la concesionaria.

Esta fase de intervención sobre el tramo puede requerir de unos 12 meses de tiempo. Y aunque parte de este calendario se puede solapar con el desarrollo de la infraestructura, la realidad es que la coincidencia no será plena. Es decir, que una vez finalizada la ejecución de la excavación del túnel los operarios dedicados a los trabajos complementarios podrán estar varios meses más en el tajo.

La ausencia de obreros en esta franja del recorrido del ferrocarril urbano se suma a la estampa de un recinto de obra desierto y sin actividad alguna desde hace ya más de un año. Algo que contrasta con la actividad en el lecho del río Guadalmedina, en el marco de los trabajos de demolición del tablero norte del puente de Tetuán (con el objetivo de iniciar los muros pantalla bajo el río en diciembre), en el lateral norte de la Alameda, donde la máquina pantalladora acumula varios meses semanas de trabajo.

Tanto es así que, con independencia de la indefinición en la que aún se encuentra la prolongación de la línea de Carretera de Cádiz hacia el Hospital Civil, se trata de la única parte del trazado paralizado. Mientras los operarios toman el lateral norte de la Alameda Principal y, desde hace algo más de un mes, el lecho del río Guadalmedina, el tajo del tramo Renfe-Guadalmedina sigue sin retomarse. De acuerdo con los datos oficiales de la Agencia de Obra Pública de Andalucía, Ortiz desarrolló hasta un 78% del presupuesto original de adjudicación. La situación de parálisis en la que se halla esta parte del recorrido se alarga desde hace algo más de un año.

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