La Consejería de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio anunció el pasado viernes que durante el año hidrológico que terminaba ese día ya se habían adoptado algunas medidas para adaptarse al periodo seco que vive Málaga. Entre ellas, detallaba la puesta en servicio del azud del Barullo, del que se derivan las aguas superficiales de río Grande para abastecer a la capital en época de abundancia hídrica. Sin embargo, el Ayuntamiento de la capital asegura que, no sólo no hay caudal suficiente para el aprovechamiento de esos recursos, sino que el Gobierno autonómico tiene aún que terminar de conectar los pozos que se abastecen de esas excedentes y que están inutilizados desde febrero de 2010.

El concejal de Sostenibilidad Medioambiental en el Consistorio malagueño, Raúl Jiménez, confirmó a este periódico que el arreglo que hizo la Junta de Andalucía se centró únicamente en el azud y que sólo "es válido en invierno si llueve con normalidad". Pero durante los meses secos o durante una sequía son los pozos los que suponen una garantía, por lo que criticó que se trata de "una medida incompleta que no cumple el objetivo de poder aumentar los recursos disponibles para la capital".

Exactamente seis años llevan sin funcionar los pozos de Aljaima, inutilizados desde febrero de 2010 tras el desbordamiento del río Guadalhorce y de los que dependen parte del abastecimiento de agua de la capital malagueña en épocas de escasez. Tras más de seis meses de obras, la Junta de Andalucía dio por terminado únicamente el arreglo del azud el pasado mes de febrero en una visita a la que asistieron el delegado del Gobierno andaluz en Málaga, José Luis Ruiz Espejo, y el delegado territorial de Medio Ambiente y Ordenación del Territorio, Adolfo Moreno.

La ejecución de la obra, que llevó a cabo Tragsa, que forma parte del grupo de empresas de la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) adscrita al Ministerio de Hacienda y Administraciones Públicas, consistió en el desvío provisional del río Guadalhorce, la ejecución de una pantalla de impermeabilización para garantizar la estabilidad del azud, la reconstrucción del cuerpo del azud y la ejecución de una nueva conducción de abastecimiento.

La misión de este azud es retener el agua para que la estación de bombeo, situada en la margen izquierda del río Guadalhorce, pueda impulsar de nuevo hasta la planta de El Atabal unos recursos hídricos clave para la ciudad. En concreto, el azud de la Aljaima permite derivar especialmente en un año pluviométrico normal un caudal de agua de 2.500 litros por segundo a la red de abastecimiento de Málaga, cuyo consumo es de aproximadamente entre 1.800 y 2.100 litros por segundo. Desde hace meses, en cambio, no tiene caudal suficiente para su aprovechamiento.

Pero en la obra, en la que se invirtió 1,1 millones de euros tras más de cinco años pendiente por falta de dotación presupuestaria, no se incluyó al parecer la conexión de los pozos de Aljaima. Fueron perforados en la grave sequía de 1995 y recuperados diez años después cuando los recursos hídricos de los pantanos del Guadalhorce volvieron a escasear.

Tanto los pozos como el azud están conectados a la estación de bombeo, que fue construida por el Ayuntamiento de Málaga en 1994 y es la más grande que existe en la provincia para el abastecimiento.

Ocho bombas de 250 caballos de potencia se encargaban de extraer el agua de los pozos a una profundidad de 70 metros. Una vez traída el agua, el envío desde la estación de bombeo hasta la red principal se realizaba a través de una tubería de 1.400 milímetros de diámetro y 4,5 kilómetros de longitud.

De momento, la Junta de Andalucía no ha explicado su intención con respecto a estos pozos que será necesario recuperar si la situación de sequía persiste en los próximos meses. De hecho, se calcula que si continúa sin llover la alerta por sequía en los pantanos del Guadalhorce que abastecen a la capital será decretada el próximo año.