Málaga

Movilidad se opone a que el eje central de la Alameda sea cerrado al tráfico

  • La posición del área municipal acota la posible peatonalización de esta vía a los laterales norte y sur La incidencia sobre la circulación rodada y los autobuses de la EMT, claves

La posibilidad de que el eje central de la Alameda Principal sea peatonalizado pierde fuelle. Aunque en el seno de la Gerencia de Urbanismo, ente responsable del debate abierto meses atrás para definir el futuro de esta vía, se mantiene abierta esta opción, el pronunciamiento ya realizado por el área de Movilidad puede resultar definitivo. De acuerdo con lo señalado a este periódico por varias fuentes municipales, el departamento ahora encabezado por la concejala Elvira Maeso ha sido contundente al insistir en la necesidad de que la parte central de la Alameda se mantenga abierta al tráfico.

Un posicionamiento que, a priori, inclinaría de manera definitiva las opciones de que la regeneración de este escenario urbano pase necesariamente por la extensión de las aceras y la igualación de sus coyas en los laterales norte y sur. La opinión expresada por el área municipal resulta clave en este proyecto, más aún si se tiene en cuenta que entre los principales condicionantes de la propuesta de intervención se encuentran la afección sobre la circulación rodada, así como sobre las cabeceras de la Empresa Municipal de Transportes (EMT) asentadas en este emplazamiento. "Todo lo que se ha trabajado, que es mucho, siempre se ha hecho con la opción de peatonalizar los laterales", exponía una fuente consultada.

Los contactos internos de los diferentes departamentos municipales implicados en esta actuación se mantienen en las últimas semanas después de que desde junio se pusiese en marcha un debate con los colectivos ciudadanos para conocer su pensamiento sobre la manera de actuar en este espacio. El arranque de este novedoso procedimiento por parte de Urbanismo se hizo con una hoja en blanco, a pesar de tratarse de una intervención que ya tiene tras de sí una prolija documentación técnica.

Los estudios técnicos y de movilidad de los que se ha venido dotando el Consistorio en la última década siempre han condicionado cualquier actuación en superficie de cierta envergadura, reduciendo el peso del tráfico rodado, al soterramiento del mismo. Ya en 2005, el alcalde abogó por peatonalizar el eje central previa construcción de un gran intercambiador de transportes en la Plaza de la Marina. Una estación en la que unir la parada del Metro (que ya no llega a ese punto), del Cercanías (sobre el que no hay referencia temporal alguna) y las paradas de autobuses que hoy masifican la superficie de la Alameda.

Sin el intercambiador, la idea de cerrar la parte central se diluyó. La posibilidad choca, además, con los resultados de los estudios de movilidad impulsados desde la Casona del Parque. Uno de ellos, conocido a mediados de 2013, ponía el acento en la incidencia que cualquier apuesta de peatonalización acabará teniendo sobre el tráfico de la vía. El informe advertía de las retenciones "inevitables" que se generarían al desviarse buena parte de esta circulación a la Alameda de Colón y Muelle Heredia. La base sobre la que se asentó este análisis, de la consultora Estudio 7, era la idea municipal de convertir el vial en una rambla en la que solo se peatonalizaría la parte central.

Y la propia Gerencia de Urbanismo, que ahora mantiene el análisis de las dos alternativas, fue muy clara en el año 2014, cuando en relación con el proyecto del tramo del Metro fue categórica al indicar que la potencial semipeatonalización de la Alameda no podía limitarse a la parte norte. "Su diseño deberá comprender la peatonalización de ambos laterales", especificaba el informe. El compromiso asumido por la Consejería de Fomento es el de cerrar las zanjas del Metro con una reurbanización que permita recuperar el espacio en superficie para el peatón, lo que implica un coste añadido de unos 6 millones de euros.

El consenso entre las dos partes a avanzar en esta línea de acción hizo que a mediados de 2014 el propio alcalde aludiese a la posibilidad de utilizar la parte central de la calle como espacio exclusivo para el transporte público. La previsión que se manejó en su momento es que la Alameda dejase de ser punto de asentamiento de las cabeceras de las líneas, es decir, bien como punto de partida o finalización de los itinerarios. Con ello se ganaría en agilidad en lo que al movimiento de los autobuses por la zona se refiere, ya que los vehículos pararían el tiempo necesario para la subida y bajada de viajeros, evitando, por ejemplo, el cambio de turnos de los conductores. La decisión final, en cualquier caso, queda aún pendiente de nuevos encuentros. Sin embargo, el paso dado por Movilidad acota de manera drástica los posibles movimientos.

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