La Gerencia de Urbanismo empieza a asumir que la futura transformación de la Alameda quedará acotada a sus laterales norte y sur, que serán cerrados al tráfico y peatonalizados. Aunque el concejal de Ordenación del Territorio, Francisco Pomares, evitar hablar de un asunto ya cerrado, admite que la posición del área de Movilidad, rechazando la peatonalización del eje central, afecta sobre manera el futuro del proyecto. "No puedes contradecir un informe tan fuerte", llegó a confirmar Pomares.

A pesar de ello, insiste en que el equipo de Urbanismo que desde junio trabaja en el proceso de participación para definir el futuro de este espacio urbano, seguirá cumpliendo el calendario marcado. "Desde el punto de vista urbanístico no se va a cerrar nada hasta que tengamos todas las propuestas; la idea era recoger todos los informes de las áreas", explicó. Un mensaje al que añadió de forma inmediata que si el informe de Movilidad, adelantado ayer por este periódico, es "tan contundente" marcará el sentido de las conclusiones. "No deben ir muy alejadas si tienen un informe tan contundente", insistió.

El cronograma próximo pasa por culminar el proceso de información y recopilación de datos en noviembre. Será en esa fecha cuando se elaborará un informe que, posteriormente, será presentado a los grupos de la oposición. A partir de ahí, se espera que en tres o cuatro meses se pueda redactar el proyecto de intervención definitiva sobre la Alameda y que marcará, en un sentido u otro, el avance de los trabajos del Metro en la lateral norte.

Sobre ello, Pomares fijó el mes de marzo como tope para comunicar a la Junta de Andalucía, responsable del tajo del suburbano entre el Guadalmedina y la futura estación Atarazanas, el tipo de material a utilizar en la reurbanización de esa parte de la vía. "La idea es pasárselo en ese momento, porque aunque no empezarían a cerrar el lateral norte hasta verano, lo lógico es que si tienen en que encargar alguna solería que lo hagan tres meses antes", expuso.

La contundencia del informe de Movilidad es tal que sustancia desde el plano técnico la imposibilidad de cerrar al tráfico el eje central de la Alameda. El esquema que este departamento ha hecho llegar a Urbanismo perfila el mantenimiento de la parte central como espacio principalmente destinado al transporte público, con dos grandes carriles bus, uno por sentido y con 6,5 metros cada uno, a los que se sumarán otros dos para tráfico privado en dirección este-oeste. Una de las principales novedades de la propuesta pasa por la retirada de las cabeceras de la EMT en este punto, que serán trasladadas fuera. Sí seguirán parando los autobuses, aunque menos.

El informe incide en que querer desplazar el tráfico solo a los laterales generaría "dificultades" , ya que las aceras quedarían muy estrechas ante la necesidad de instalar marquesinas de autobuses, además de un carril bici. "En el lateral norte, además, está el edículo de acceso a la estación; la anchura de los viales al norte y al sur no permitirían disponer carriles bus especiales; se vería dificultada la rampa de acceso y salida del aparcamiento de la Plaza de la Marina; se cortaría la continuidad peatonal y afectaría a los tiempos en verde de los semáforos porque había que facilitar al peatón cruzar de lado a lado, dificultando la gestión del tráfico y obligando a tener el tráfico más tiempo parado", añade el informe.