El Aula de Mayores de la Universidad de Málaga (UMA) que congrega la oferta no reglada específica para quienes tienen más de 55 años ha ganado un 30% de alumnos desde 2005. En la actualidad cuenta con 650 estudiantes y todas las previsiones apuntan a que seguirá creciendo la demanda. Sólo hay que tener en cuenta que España es el país de la Europa de los 27 en el que las mujeres, con una esperanza de vida de 84 años, son más longevas, y el tercero en el caso de los hombres (78 años).

A finales de los años 80 y, fundamentalmente, a partir de los 90 todas las universidades comenzaron a incorporar programas formativos para las personas de más edad interesadas en acercarse al conocimiento universitario pero que descartaban cursar carreras convencionales. Así surgieron las aulas de mayores o aulas de la experiencia. Ahora 24 investigadores de las universidades de Málaga, Alicante, Las Palmas y la Complutense liderados por el profesor del departamento de Geografía de la UMA Jesús Delgado analizan esta oferta formativa.

El equipo, en conexión permanente a través del campus virtual de la UMA, centra su estudio en las competencias sociales y digitales que alcanzan los alumnos. El Instituto Nacional de Estadística desvela en su última encuesta sobre equipamiento tecnológico que el 10% de la población de entre 65 y 75 años utiliza el ordenador, el doble que cuatro años antes. Este porcentaje se eleva al 28% de aquellos que tienen entre 55 y 64 años. Es más, casi el 9% de los mayores utilizan internet, herramienta que maneja el 24% de quienes tienen entre 55 y 64 años.

La investigación que desarrolla este grupo comprende por un lado un análisis cualitativo, en el que mediante 800 encuestas se sacarán a relucir las habilidades sociales y tecnológicas de los alumnos para, posteriormente, crear grupos de discusión representativos del alumnado para extraer información cualitativa sobre estos asuntos.

De acuerdo con el calendario de trabajo, en marzo de este año se analizarán los resultados y para junio se podrán exponer conclusiones. De todas formas, Delgado ya observa algunos puntos a tener en cuenta que pasan por una mayor homogeneidad en la oferta: "Sería necesario que las universidades dotaran a estos estudios de una estructura más definida y homogénea", apunta, al tiempo que también recalca la necesidad de que los profesores que colaboran en los cursos para mayores tengan una mayor especialización. "Se trata de orientar los estudios no a las competencias profesionales, sino hacia el desarrollo físico e intelectual".